Los restos migrantes que esperan volver a casa

En la Oficina del Médico Forense del condado de Pima, en Arizona, hay restos que esperan ser identificados. Son huesos, cadáveres, esqueletos, restos de migrantes encontrados en el desierto de Sonora. Murieron tratando de llegar a Estados Unidos. Los médicos forenses deben descubrir a quién pertenecen para que puedan regresar con sus familiares.

A veces se trata de solo unas partes del cuerpo. Restos óseos. Huesos que los forenses deben armar como un rompecabezas.  En algunos casos, son cuerpos que por el calor …

  • Cuerpos de migrantes que murieron en el desierto tratando de llegar a Estados Unidos se acumulan en la morgue de Pima. Los médicos forenses trabajan para tratar de identificarlos y que puedan regresar con sus familiares. 
  • Del 2000 al 2024 la Oficina del Médico Forense del Condado de Pima ha logrado identificar 2,603 restos de migrantes que murieron en el desierto, pero aún están pendientes 1,400. 
  • En la morgue están guardados 550 esqueletos de migrantes sin identificar y 150 series de restos cremados.

A veces se trata de solo unas partes del cuerpo. Restos óseos. Huesos que los forenses deben armar como un rompecabezas. 

En algunos casos, son cuerpos que por el calor se han convertido en una momia. Apenas se ven algunas marcas en la piel. Alguna línea difuminada de un tatuaje. 

Otros están en un estado tan alto de descomposición que es casi imposible identificarlos.  

Son restos de personas migrantes encontrados en el desierto de Sonora, en Arizona. 

No sólo es difícil encontrar algún rasgo que ayude a verificar los nombres detrás de los cuerpos. Cotejar esta información se vuelve en una tarea titánica. 

Las bases de datos en las que se podrían buscar coincidencias en el ADN suelen ser de personas estadounidenses que no tienen relación con los cuerpos.

Mientras los especialistas tratan de encontrar la identidad perdida, los cuerpos aguardan.

Almacenados en un cuarto con aire acondicionado, dentro de un edificio rectangular de paredes blancas y ventanas grandes, en donde funciona la Oficina del Médico Forense del Condado de Pima, hay 550 esqueletos. 

No sólo hay huesos. También cadáveres , guardados en cuartos fríos para detener el proceso de descomposición. Incluso hay restos cremados.

El registro estadístico de la oficina muestra que hasta el 2 de enero de 2025 la morgue tenía el conteo de 4,003 restos encontrados en el desierto desde el 2000 hasta el 2024. De esta cifra, los forenses han logrado identificar 2,603, el 65%, pero aún están pendientes 1,400.

De los que han podido volver con sus familias, 423 eran guatemaltecos. 

A partir del 2000, en la Oficina del Médico Forense del Condado de Pima se percibió un aumento en el número de restos de migrantes que ingresaban. Del 2001 al 2002 la cifra se disparó de 77 a 147 y desde entonces el número anual no ha sido menor a 100.

En la última década, en los años 2020 y 2021 hubo un aumento, la oficina lo atribuye al calor y a la sequía. Las muertes en el desierto están ligadas al clima: cuanto más caluroso y seco sea el año, más personas pueden morir. 

Los huesos sin identificar

Es la tarde del 11 de diciembre de 2024, parado al frente de un salón, Gregory Hess, jefe médico forense de la Oficina del Médico Forense del Condado de Pima, en Tucson, Arizona, le explica en inglés a un grupo de periodistas de México y Centroamérica cómo su equipo trabaja para identificar a los migrantes que mueren en el desierto. Sus diálogos son traducidos al español por un intérprete. 

La charla ocurre en un edificio nuevo. Antes estaban en otro, abierto en 1989, pero era insuficiente. Se volvió obsoleto. 

Frente a dos pantallas que muestran imágenes y datos, el médico relata que desde el 2005 hasta 2018 la práctica era cremar los cuerpos no identificados. De ese periodo de tiempo, la morgue aún guarda 150 series de restos. En cenizas. 

Cuando esta disposición terminó, en 2018, los forenses decidieron conservar los huesos  para que en el futuro puedan ser comparados y quizás, en algún momento, se sepa a quién pertenecen. 

«Cuando se crema, ya no tienes material para un estudio futuro», dice Hess. 

Muchos de los restos que localizan en el desierto son solo huesos. 

Desde el 2018 hasta diciembre de 2024, en la morgue de Pima se han acumulado 550 restos de huesos sin identificar.

En muchos casos, cuando los encuentran, los huesos están esparcidos a lo largo de una gran distancia. A veces los animales carroñeros desplazan sus partes. 

Es poco común que se recupere todo el esqueleto. Con frecuencia lo que más se localizan son cráneos, porque suele ser más evidente que pertenecen a un ser humano y no a un animal; llaman más la atención. 

La ubicación donde son localizados los huesos es importante para los forenses. Deben aclarar si estos restos son parte de otros encontrados previamente o son de un nuevo registro.  

Los descubrimientos 

El 12 de febrero de 2012, agentes de la patrulla fronteriza encontraron en el desierto los huesos de una mujer adulta y los de un niño adolescente. Estaban juntos debajo de un árbol en la reserva de la Nación Tohono O’odham, tierras de población indígena en Arizona.  

Se pudieron identificar. Eran los cadáveres de Teresa, una mujer de 55 años y el de Omar, un adolescente de 14. Migraron juntos desde Guatemala. Teresa tenía a su cargo a Omar.  

La madre del adolescente había hecho el viaje hacia Estados Unidos en 2006. Después lo hicieron sus dos hijos mayores y tras la petición constante de Omar,  su hijo más pequeño, la madre aceptó enviar los recursos para los gastos del coyote (guía). La travesía de Omar y Teresa inició en 2010. 

La hipótesis es que Teresa no pudo seguir caminando en el desierto, Omar no la quiso abandonar, pero el resto del grupo siguió. La mujer y el adolescente se recostaron debajo de un árbol y murieron probablemente por la exposición al calor. Pasaron casi dos años para que sus restos fueran encontrados. 

Se logró identificarlos porque la madre de Omar los buscaba desde el 2010. Había pedido ayuda a una activista y así el forense se enteró que buscaban a una mujer adulta y a un adolescente. La similitud provocó la sospecha, que luego se confirmó con pruebas de ADN. 

En 2012 la periodista Terry Greene Sterling, reconstruyó la historia de Teresa y Omar. Lo hizo a partir del hallazgo de sus cuerpos. La crónica se publicó en la revista Newsweek. 

La periodista narra que en 2013, cuando publicó la historia de Omar y Teresa, se estaba llevando a cabo un debate en Washington sobre el proyecto de ley de reforma migratoria que incluía militarizar más la frontera, aumentar el número de agentes de la patrulla fronteriza e incrementar la valla en la frontera. 

Hoy, 12 años después, Donald Trump ya inició su segundo mandato como presidente de Estados Unidos y desde que tomó posesión el 20 de enero de 2025, incrementó la seguridad en la frontera para frenar la migración. Ordenó la militarización. Los medios de comunicación informan sobre la llegada de más y más soldados a la frontera sur.    

Activistas y organizaciones humanitarias que atienden a migrantes coinciden en que, entre más seguridad en la frontera, entre más controles migratorios, más riesgo para las personas que migran de forma irregular. Los coyotes buscan rutas más escondidas y peligrosas. 

***

El forense Hess cuenta otro caso en el que pudieron identificar el cuerpo. Se trataba de un migrante que tenía un documento de identificación. Este sirvió para que se pusieran en contacto con la familia. 

En el listado de características que los familiares brindaron sobre la persona migrante estaba un tatuaje en la parte posterior de su antebrazo derecho. Se suponía que era la imagen de una mujer en toples con la palabra «Ponce». 

Había un obstáculo: la piel estaba momificada. Estaba muy oscura y dura. Era imposible observar un tatuaje. 

Los forenses sabían el lugar del posible tatuaje, instalaron una cámara infrarroja y así confirmaron que sí, el cadáver tenía el tatuaje que indicó la familia. Lograron la identificación. 

Decidieron replicar este método en otros casos. Cuando tienen lo que llaman «un cadáver silencioso», momificado, utilizan un par de cámaras infrarrojas para escanear la piel y ver si hay algún tatuaje.

Quién encuentra los cuerpos

Los restos en el desierto son localizados por la patrulla fronteriza, por guardabosques e incluso por otros migrantes que desde el anonimato encuentran la forma de alertar. 

Los cadáveres evidencian el camino que han recorrido los migrantes. Las ampollas en los pies, los rasguños o las abrasiones, las líneas rojas, las marcas que dejaron en su piel las ramas y espinas cuando pasaron entre los árboles espinosos o los cactus. 

Es evidente que no transitaron por un terreno pavimentado y ancho. Toparon con las especies del desierto. 

En ciertas ocasiones los cuerpos tienen documentos de identificación, pero pueden ser falsos o de alguien más. Algo que es útil para los forenses son los escondites en la ropa de los migrantes. Entre las costuras de su ropa a veces guardan teléfonos de familiares.

¿Qué se necesita para agilizar la identificación de los cadáveres? 

Hes explica que él y su equipo necesitan pruebas rápidas de ADN para identificar con mayor agilidad los restos de migrantes. Desde hace un par de años solicitaron fondos para este insumo, pero hasta ahora no lo han conseguido. 

Tener pruebas rápidas de ADN ayudaría a los forenses en la búsqueda que realizan, podrían comparar la muestra post mortem con la de sus posibles familias y determinar el parentesco sin enviar las pruebas a un laboratorio de alta tecnología.

«El ADN no va a servir para un caso penal. Es para el parentesco. También nos ayudaría identificar dentro de los restos de huesos que pertenecen a la misma persona», añade Hess.  

Para agilizar la búsqueda de familiares, en algunos países, como en Guatemala, los forenses trabajan de la mano con los consulados y con el Equipo Argentino de Antropología Forense. 

Este equipo los ayuda a identificar familiares en otros lugares o hacer las pruebas de ADN. 

«Tiene que ser por un proceso oficial, como el del equipo argentino que sigue un proceso rígido con pautas para evitar contaminación. Si se comunican con él canaliza con fuentes que los ayuden con un proceso oficial», explica Hess.  

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Si buscas a un familiar desaparecido mientras migraba a Estados Unidos, puedes: 

  • Comunicarte con el consulado del país de origen. 
  • Consultar con localizadores de detenidos en línea a través del Servició de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Oficina Federal de Prisiones (BOP).
  • También es importante consultar con centros de detención del otro lado de la frontera. 

Existen organizaciones que ayudan a familiares de migrantes que sospechan de su muerte en el tránsito: 

En la página de Humane Borders también encuentras una guía de pasos para familiares de migrantes desaparecidos o que quizá murieron en el desierto, que incluye el directorio telefónico.


Investigación y redacción: María José Longo 

Edición: Carmen Quintela 

Diseño: Oscar Donado

María José Longo Bautista

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