Otras Miradas
La Mesoamérica que no se vacuna
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En Centroamérica y en el sur de México, las vacunas contra la COVID-19 tardaron en llegar. Cuando lo hicieron, aterrizaron en una región con deficientes campañas de vacunación, y casi nunca con la voluntad política suficiente para llevar las vacunas a áreas lejanas. Políticas excluyentes hacia poblaciones migrantes y pueblos indígenas, y algunos líderes religiosos antivacunas que esparcen desinformación se han opuesto a que toda la región se inmunice. En este podcast, parte del especial de Otras Miradas “Los que no se vacunan en Centroamérica y México”, profundizamos en estos problemas.


Este es un episodio de podcast. Para escucharlo, dale play al enlace de abajo.

Si quieres leer la transcripción de este episodio, la dejamos aquí

Henry Martínez: No nos están ofreciendo vacunas ni nada, hay vacunas pero de la influenza.Pero ya… 

Victor Morales: Pues la mascarilla la usamos y dentro de aquí de la Iglesia pues yo le decía si usted quiere usarla, úsalo y si no pues no verdad? Yo le decía ¿cómo cree usted que aquí donde desciende la presencia del Señor nos vamos a contagiar? es ilógico,  decía yo entonces dentro de la Iglesia le soy sincero, nunca hemos usado la mascarilla… 

Enrique: Una vez que vinieron aquí andaban regalando este kits de sanitización decían que era que era jabón. Una vez nada más. Eso sí acabó rapidito y se regresaron  y  nunca volvieron a venir, verdad.

Narradora: Cuando se anunció el desarrollo de vacunas contra el coronavirus, la esperanza parecía volver en el mundo entero. En ese momento, la Organización Mundial de la Salud advirtió que era necesario volcar esfuerzos para garantizar el acceso universal y gratuito a ellas, especialmente en países en vías de desarrollo. La idea, en teoría, era que nadie se quedara atrás. Pero no fue así. Miles se quedaron atrás. Miles, aún continúan atrás. 

Soy Melisa Rabanales, periodista de Ocote, y en este episodio de podcast, junto a periodistas de diferentes partes de la región, haremos una travesía por diferentes puntos de Mesoamérica para conocer los obstáculos de acceso a la vacunación a los que se enfrentan millones de personas.
Este episodio es parte del especial de Otras Miradas: La Centroamérica que no se vacuna.

***

Narración: En Nueva Concepción, Tiquisate, en Escuintla, un departamento al sur de Guatemala, un pastor predica en una iglesia a medio construir… 

Victor Morales: Primera de reyes capítulo 17 dice la escritura: “Elías le dijo, no tengas temor”. 

Narración: El pastor evangélico Víctor Morales habla frente a unas 150 personas. Solo unas 10 usan cubrebocas. Morales no se ha vacunado contra la COVID-19 y no usa mascarilla desde que inició la pandemia. Frente a su congregación, reitera este discurso: 

Victor Morales: ¿Cómo cree usted que aquí donde desciende la presencia del Señor nos vamos a contagiar? Es ilógico. Dentro de la Iglesia, le soy sincero, nunca hemos usado la mascarilla. Si alguien se la quiere poner, que se la ponga, pero yo no les digo úsela ni le digo que no la use. Yo les digo ¿Cómo cree usted que aquí donde venimos adorar al Señor, donde su gloria desciende para traer sanidad, nos vamos a contagiar? Es ilógico.

Narradora: En Guatemala, la estrategia de vacunación ha fracasado. A finales de marzo de 2022, solo el 45% de la población mayor de 12 años estaba vacunada y solo el 15% tenía dosis de refuerzo. Para esa misma fecha, más de 3 millones de vacunas tuvieron que ser desechadas porque habían caducado.

La negociaciones opacas en la compra de vacunas, la demora en iniciar el proceso de inmunización y la falta de campañas de comunicación han sido un campo de cultivo para sembrar desconfianza de la gente. A eso, se suma la desinformación, que tiene varios canales. Uno de ellos, los discursos de los líderes religiosos, como el del pastor Morales. 

Victor Morales: Libro de Salmos, capítulo 91. Ahí está escrito: “No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada”. confiando en el señor, ¿verdad? Pues también dice la Biblia que los que aman a Dios sobre todas las cosas se ayudan bien, ¿verdad? Y si nos toca y nos morimos, en esta tierra no somos eternos. La Biblia dice:“Establecido está para los hombres que mueran una sola vez”. Pero hay que tener esa fe. Si toca morir, pues ni modo, nos vamos a morir un día. No somos eternos.

Narradora: Aura Violeta Juárez, la directora del Centro de Salud de Nueva Concepción,

explica que estos discursos han calado en algunos sectores de la población, que han dejado de usar mascarilla. No descarta que también hayan influido en que no se quieran vacunar. 

De hecho, según una encuesta del Ministerio de Salud, el 27% de las personas que no se vacunaron en Guatemala dijeron que los líderes religiosos de su comunidad no querían que lo hicieran. 

Aura Violeta Juárez: Sí, puede haber gente que todavía lo cree y hay gente que se ha enfermando precisamente por no cargar mascarilla, porque también lo hemos visto. 

Narradora: Ante la falta de personal y campañas de vacunación sólidas y en idiomas indígenas en lugares como Nueva Concepción, es la desinformación la que, en muchos casos, llega primero a las personas. 

En el Ministerio de Salud, dan por perdidas a las personas que ya decidieron no vacunarse. Dicen que es muy difícil hacerles cambiar de opinión. Por ahora, aseguran que ponen los esfuerzos en los indecisos: en quienes todavía no están seguros de si vacunarse o no.

También se han apoyado en líderes comunitarios y otros pastores y sacerdotes que animan a sus fieles a inmunizarse y a seguir las medidas de contención del virus.

Aun así, no existe una campaña del Gobierno de Guatemala para combatir frontalmente los discursos de algunos líderes religiosos llenos de desinformaciones sobre la pandemia. Hoy, estos discursos aún representan un obstáculo para que las personas puedan acceder a las vacunas y prevenir así cuadros graves de COVID-19. 

Victor Morales: ¿Qué le quedó? ¿Qué sucedió? Ahí es donde entra el milagro, donde entra la gloria de Dios.

***

Narradora: La falta de campañas de vacunación que hagan frente a discursos desinformadores y que lo hagan en idiomas originarios, no es un problema solo de Guatemala. 

En El Salvador, el Gobierno ni siquiera sabe si la vacuna llega a las poblaciones indígenas. Tampoco parece haber interés en saberlo. 

Según el Ministerio de Salud, no se lleva un registro diferenciado ni se han adaptado las campañas de comunicación a estos sectores. 

En junio de 2018, un año y medio antes de la pandemia de COVID-19, el Ministerio de Salud de El Salvador estableció una Política Nacional de Salud de Pueblos Indígenas. En este documento se incluyó un plan de acción para atender la salud de las personas indígenas. El plan incluía una visión intercultural y de respeto a sus saberes ancestrales, como la medicina tradicional indígena. 

Esta política quedó sobre el papel. Nunca se puso en marcha. Con la llegada de la pandemia, las comunidades indígenas esperaban que al fin viera la luz. Pero el Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño reveló en un informe cómo en los últimos dos años se excluyó a los pueblos indígenas de El Salvador. 

Cómo todas las iniciativas que se hicieron en las comunidades para controlar el avance de la pandemia se hicieron sin el apoyo de entidades locales. 

Betty Pérez, miembro de la Red Nacional de Mujeres Indígenas y del Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño lo explica:

Betty Pérez: Si se sigue discriminando, si se sigue viendo mal todo lo que son estos conocimientos que los llevan a la práctica nuestros sabios y sabias que son por lo general, nuestras y nuestros mayores, ya no se van a seguir promoviendo por el temor, por pena por miedo o por prohibición. 

El resultado de esto es evidente: aumentó la desconfianza en los mensajes del Estado sobre la vacuna, la desinformación se abrió camino y en las comunidades indígenas de El Salvador la vacunación no avanza al mismo ritmo. Aunque, hasta ahora, seguimos sin datos sobre esto.

***

Narradora: Tapachula, Chiapas, sur de México. La ciudad de Tapachula se ha convertido, en los últimos años, en “una ciudad prisión”. La frontera sur, entre Guatemala y México, es ahora una especie de embudo en el que las autoridades mexicanas pretenden contener a millones de migrantes y refugiados que intentan cruzar México, la mayoría, hacia Estados Unidos. Migrantes guatemaltecos, salvadoreños, hondureños… Pero también haitianos y venezolanos que han quedado varados en la ciudad y que esperan que el gobierno regularice su estatus migratorio. 

La ciudad es un caos. Entre la multitud que habla en distintos idiomas, grita y se aglomera afuera del Instituto Nacional de Migración, de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, y de los parques de la ciudad, hay un par de jóvenes con un chaleco que dice “Brigada Covid”. 

Bajo el sol, caminan entre los migrantes y ofrecen toallas sanitarias, cepillos dentales, y realizan lo que ellos llaman “la detección” de personas que tengan algún malestar físico relacionado con la COVID-19.

El 20 de septiembre de 2021, el gobierno de México autorizó que se vacunara a este grupo de población. En teoría, debía de hacerse.

Saúl Madrid Tovilla: El programa Nacional de Vacunación nos instruye a abarcar a todos los migrantes que tenemos en nuestro territorio chiapaneco. Se le tomaron en cuenta y dijimos: el protocolo de vacunación con la Estación Migratoria del INM. Esto hizo que todos los migrantes que ellos tenían como recepcionados se tomaran en cuenta y se vacunaran ese mismo día. Sin embargo, en los albergues, en donde también se encuentran migrantes que también nos pasaron el listado, se fueron relacionando y se fueron vacunando.

Narración: Él es Saúl Madrid, coordinador médico del programa del Instituto Mexicano de Seguridad Social en el estado de Chiapas y uno de los encargados de la estrategia de la vacunación migrante. 

Según Madrid, el personal sanitario del Instituto Nacional de Migración es el encargado de ofrecer las vacunas, pero el funcionario asegura que, si no las solicita a las autoridades de salud, estas no llegan. Y así ha pasado: el instituto de migración no las ha solicitado porque considera que no es seguro llegar a Tapachula para el personal de salud. 

Esto explica por qué los primeros dos meses de 2022, solo el 5% de los migrantes que entraron a México por el sur habían recibido alguna dosis de la vacuna contra la COVID-19. 

Henry Martínez, migrante hondureño, dice que a él ni siquiera le dieron la posibilidad de vacunarse. 

Henry Martínez: No nos están ofreciendo vacunas ni nada, hay vacunas pero de la influenza. Pues si tuviera la oportunidad de vacunarse, sería mejor, yo tengo las dos vacunas pero me hace falta la tercera y si la ponen, mucho mejor para nosotros, tendría confianza en que no nos enfermemos con el COVID-19. 

Narración: Otros migrantes, prefieren no vacunarse. Desconfían de la vacuna o prefieren no dejar sus datos en el sistema, por miedo a ser identificados y deportados. Según Yamel Aithé, psicóloga y defensora de los derechos de las personas migrantes en la ciudad de Tapachula:

Yamel Aithé: El migrante en general tiene mucha desconfianza en cualquier tipo de proceso que tenga que ver con el gobierno. Esa es una razón por la cual muchos migrantes deciden no vacunarse, por miedo a que su nombre, sus datos terminen en un espacio que no corresponda al de la vacunación.

Narración: Antes de que el Gobierno tomara la decisión de vacunar a la población migrante, en Tapachula se reportaron casos de personas haitianas que murieron de COVID-19 sin recibir atención médica. 

Aunque Saúl Madrid, del IMSS, asegura que la situación ha mejorado, la realidad en las calles y a boca de los migrantes es otra. Óscar Pérez, migrante venezolano, explica las condiciones de los lugares en donde son detenidos, como el Instituto Nacional de Migración. 

Oscar Pérez: Sí hay medidas sanitarias pero no hay medidas de precaución contra el COVID ni nada de eso. ¿En qué sentido? Allá no es obligatorio usar tapaboca ni nada por el estilo. Mira, cargo gripe. De verdad cargo gripe que se me pegó allá. Llegó un muchacho enfermo y nos contagió a todos porque nos dan un botellón de agua y ¿qué pasa? Que ese botellón de agua ahí anda como Pedro por su casa.

Narración: La población migrante no sólo sufre brutalidad policial, acoso y hostigamiento por parte de las autoridades mexicanas, sino que además se queda atrás en la vacunación. 

Aun así, la migración no ha parado. A Tapachula siguen llegando miles de centroamericanos y caribeños en busca de mejores oportunidades de vida. Llegan en condiciones precarias, muchos de ellos, sin contar con esquemas de vacunación. Llegan con la esperanza de no contagiarse y de no morir en el intento de cruzar hacia el norte. 

***

Narradora: Antes de la pausa, hablábamos sobre cómo la poca voluntad y la ausencia del Estado de Guatemala, El Salvador y de México influyeron en el esparcimiento de la desinformación, en el miedo y en la poca cobertura de vacunación contra la COVID-19. 

Honduras y Nicaragua no fueron la excepción, aunque los gobiernos autoritarios quisieron disfrazarlo.

Como contaba al inicio de este podcast, mientras miles de hondureños migraban hacia México y Estados Unidos, muchos de ellos sin contar con esquemas de vacunación, en octubre de 2021, esto pasaba en la frontera entre Honduras y Nicaragua:

Noticiero Telemundo: En balsas, a pie y a caballo, miles de nicaragüenses están cruzando hacia Honduras para poder recibir la vacuna contra el COVID-19. Tan solo hoy, vea usted, cruzaron más de 5 mil personas. 

Narradora: Esto se debía a que unas semanas antes, en septiembre de 2021, el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien ahora guarda prisión preventiva en Estados Unidos tras ser acusado de narcotráfico, anunciaba que prestaría 100 mil dosis de vacunas a nicaragüenses. Esto, dijo, formaba parte de una política de “solidaridad”, ya que en Nicaragua aún no llegaban las vacunas.

Se habilitaron puestos de vacunación en comunidades cercanas a la frontera. Ana Luisa Tercero, agente de la Pastoral Social de la parroquia en San Marcos Colón, un municipio de Honduras fronterizo a Nicaragua, asegura que, aunque al principio parecía una buena iniciativa, la campaña tuvo algunas deficiencias. 

Nunca se contempló la cantidad de nicaragüenses que llegaría. Así que, durante los primeros días, muchos se quedaron sin vacuna, sin comida y sin lugares donde dormir. Miembros de algunas organizaciones, como Ana Luisa, se organizaban para ayudarlos. 

Ana Luisa Tercero: ​​Se quedaron muchos sin vacuna, proveyéndoles más vacunas al día siguiente, se quedaron muchos nicaragüenses, al menos unos 300 nicaraguenses esperando el cupo.

Narradora: En menos de una semana, el gobierno nicaragüense de Daniel Ortega, devolvió las vacunas prestadas y siguió la vacunación en su país. Aun así, muchas personas denunciaron que les habían negado la posibilidad de inmunizarse. 

Esto hizo que siguieran viajando a Honduras. Algunas personas nicaragüenses le dijeron esto a Ana Luisa: 

Ana Luisa Tercero: Siempre lo hacían con temor. Lo que manifestaban ellos era que el gobierno de Nicaragua les preguntaba a qué partido político pertenecen ellos allá, y cuando no son afines del gobierno, les negaba su vacuna. Otra, que estaban poniendo una vacuna que no está reconocida y entonces a ellos les daba mucho temor el ponerse una vacuna que solo es conocida en Nicaragua.

Narradora: De hecho, en Nicaragua, las cifras de vacunación son de las más bajas de la región. En algunas regiones del país, la situación es más grave. El abandono histórico del estado, la falta de acceso a comunidades alejadas y de infraestructura para trasladar vacunas hace que la meta de vacunación se reduzca.

Además, igual que en Guatemala y que en otros países de la región, la desconfianza en el gobierno, la falta de campañas en idiomas locales y los movimientos antivacunas alentados por iglesias evangélicas, son factores de este bajo nivel de vacunación. 

En las comunidades alejadas del Caribe Norte, por ejemplo, las jornadas de vacunación han sido muy puntuales. 

Esta acción que los presidentes de Honduras y de Nicaragua definieron como “solidaria”, para algunos especialistas fue más bien una fachada para ocultar las millones de vacunas que estaban por vencerse, igual que en Guatemala, debido a la mala estrategia del plan de vacunación. 

Danny Sanchez, médico del centro de salud en San Marcos de Colón, asegura que el proceso de vacunación de nicaragüenses fue improvisado y acelerado. 

Danny Sanchez: Mire, aquí amanecieron 2 mil, 3 mil y 4 mil personas. Toda la gente me preguntaba ¿cómo van hacer para vacunarlos?. Nosotros, el compromiso era hasta agotar la última vacuna, se la vamos a aplicar. Claro, había una disposición para agotarlas rápidamente porque eran vacunas Moderna, que venían de Haití, y de repente en dos meses, vencían.

Narradora: Aunque el médico reconoce que con esta vacunación se ayudó a muchas personas, las intenciones detrás del préstamo son difíciles de saber, cuando se trata de negociaciones entre dos Estados autoritarios y poco transparentes. 

***

Narradora: Hasta ahora hemos hablado de los obstáculos y las barreras que han enfrentado las personas adultas en Centroamérica y México para acceder a la vacunación. ¿Pero qué pasa con los niños y niñas? 

En Costa Rica se ha logrado avanzar muchísimo. Se le ha catalogado como uno de los países con mejor manejo de la pandemia y de campaña de vacunación en América Latina. A inicios de abril de 2022, el 77% de la población estaba vacunada con dos dosis, y el 56% de los niños tenían la primera dosis.

Aunque esto supera por mucho las cifras de los demás países de Centroamérica, aún hay algunos retos, especialmente en la población más joven de las zonas rurales. Así lo explica Diego Alfaro, coordinador regional del Programa Ampliado de Inmunizaciones de la Caja Costarricense del Seguro Social, una institución estatal que administra el sistema de hospitales y clínicas en todo el país. 

Diego Alfaro: En esas zonas más rurales no avanza al mismo ritmo que en las zonas centrales. En la zona central la posibilidad de vacuna es viable, inclusive horarios hasta las 6 de la tarde. Mientras que, en algunas zonas rurales, que está lejos de un centro de salud, el tema de disponibilidad de recursos sí avanza un poco más lento.

Narradora: Alfaro explica que se han encontrado con personas de comunidades que se resisten a vacunarse y vacunar a sus hijos. Según dice, estas resistencias podrían venir, igual que en Guatemala, de los discursos de iglesias evangélicas y de desinformación que se viraliza en redes sociales.

Elda Cubero es una de las personas que ha decidido no ponerse la vacuna. Ella vive en El Caoba, un pequeño caserío rural en la costa norte de Costa Rica. Dice que no lo hace por temor. Que ha escuchado cosas que le cuentan otras personas sobre los efectos adversos. Aunque no descarta que en algún momento se vacune. 

Elda Cubero: No es nada del otro mundo, pero sí a veces da temorcito, porque a veces muchas hablan que la vacuna es esto, la vacuna acá, la vacuna allá… Entonces por eso, pero no… Digamos, yo digo que en cualquier momento sí me la voy a tener que poner porque si esto es obligatorio, se tiene que dar. 

Narradora: Diego Alfaro explica que por ahora no llevan registros de familias que no han llevado a sus hijos a vacunar. Pero admite que sí han sabido de casos de comunidades en las que los padres y madres no dejan entrar a personal del centro de salud. Ante estas situaciones, el Estado procura responder. 

Diego Alfaro: Por ejemplo, hay ciertas zonas en la parte costera, entre Castillo y Santa Cruz, y esa parte costera,  que hay asentamientos de extranjeros que no llevan los niños a los centros de salud y que tampoco permiten el acceso a la visita domiciliar. El detalle es que no hay como cuantificarlo. Y que para tales efectos, cuando un centro de salud sí identifica una situación de renuencia a vacunación, es el término que utilizamos, se da parte a trabajo social al centro de salud, y al área rectora del centro de salud

Narradora: No son muchos, pero existen, afirma Alfaro. Combatir la resistencia no solo ha sido tarea del Estado. Desde sus propios espacios, maestras también han divulgado información acerca de los beneficios de la vacuna. Animan a los niños a convencer a sus padres. 

Así lo hace Flor Corea, directora de un colegio en El Caoba, la comunidad de Elda. 

Flor Corea Viales: ​​A los güilas también se les dice. Yo siempre les digo, Güilas vean usted tiene que decirle a su papá, a su mamá, que la vacuna es importante, mire que que son solo dos dosis y que no se van a… Eso es mentira que ustedes se van a morir en tres meses. Porque había chiquillos que no querían.

Narradora: A pesar de los esfuerzos de organizaciones, instituciones y personas y la labor de miles de médicos y profesionales de salud, a Centroamérica y México aún le hace falta mucho para garantizar el acceso a la salud digna y la cobertura de vacunas. 

La falta de voluntad política y la desinformación todavía no han logrado garantizar lo que se prometía en un inicio: que nadie se quede atrás. 

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Narradora:  La construcción y el guión de este episodio los hice yo, Melisa Rabanales basado en los reportajes y las entrevistas realizadas por los periodistas: Ángeles Mariscal, Ángel Mazariegos, María Fernanda Cruz, Iolany Pérez, Mario Beltrán y Wilfredo Miranda, para el especial “Los que no se vacunan en Centroamérica y México” de Otras Miradas

La edición del guion es de Carmen Quintela, el montaje sonoro de Isaac Hernández con el apoyo de José Manuel Lemus. 
La voz institucional de Radio Ocote Podcast es de Lucía Reinoso Flores. Julio Serrano Echeverría es el coordinador creativo. Alejandra Gutiérrez Valdizán es la directora general y editorial de Ocote.

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