Las Recias
Giannina Segnini: La rigurosidad de los datos que hacen tambalear al poder
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Sus trabajos han hecho que dos expresidentes de Costa Rica se enfrenten a la justicia. Esto le ha valido amenazas, intimidaciones y hasta recibir un disparo. Ha sido ganadora de múltiples premios internacionales por sus investigaciones periodísticas. Es una pionera del periodismo de datos en Latinoamérica, y ha compartido su conocimiento y formado a decenas de periodistas en la región. Rigurosa y precisa, Giannina Segnini es la protagonista del tercer episodio de la segunda temporada de Las Recias.


Este es un episodio de podcast. Para escucharlo, dale play al enlace de abajo.


Si quieres leer la transcripción de este episodio, la dejamos aquí.


Narrador: Es 2012. Wikileaks, la organización que dos años atrás había obtenido y liberado miles de cables diplomáticos del Gobierno de los Estados Unidos, ha filtrado nuevos archivos secretos a medios de comunicación de diferentes países del mundo. Esta vez son correos electrónicos de la empresa estadounidense de inteligencia y espionaje Stratfor

En Costa Rica, un periódico tiene todo listo para publicar estos archivos en sus páginas. Pero la periodista que los ha recibido se niega a firmar un acuerdo que a último momento solicitó Julian Assange, el líder de Wikileaks.

Giannina Segnini:  En el addendum lo que quería era que a cambio de tener acceso al leak, teníamos que hacerle una nota a Julian Assange sobre su caso. Y entonces yo me rehusé a firmar el addendum porque a mí no me van a condicionar una cosa que no tiene nada que ver con la otra. 

Narrador: Lo tenía claro: 

Giannina Segnini: Nosotros no estamos cubriéndolo a él, estamos con el leak. Bueno, al final ahí hubo un intercambio con el caballero y entonces me dijo que no era supportist, que qué falta de apoyo, y le dije:  “Bueno, si ese es el caso entonces sí”.  Entonces no publicamos. Ya teníamos todo listo y armado y nunca publicamos nada. 

Narrador: La periodista que le dijo “no” a Julian Assange es Giannina Segnini, que entonces lideraba el departamento de investigación de La Nación, en Costa Rica.

Giannina dice que rechazó el acuerdo de Assange porque ponía en riesgo la independencia periodística, esa que ha defendido a lo largo de 27 años de carrera como periodista de investigación.

Soy José David López Vicente, periodista de Ocote, y en el tercer episodio de la segunda temporada de Las Recias, te hablaré de Giannina Segnini, la pionera del periodismo de datos en la región, cuyas investigaciones han puesto en aprietos a presidentes, a funcionarios, a políticos, a la Iglesia Católica y a empresarios.

***

Narrador: Giannina Segnini Picado nació el 3 de noviembre de 1970, en San José, la capital de Costa Rica. Creció en una casa del centro con sus tres hermanos. Es la hija mayor de una profesora de inglés, ya jubilada, y un contador del Ministerio de Obras Públicas, ya retirado. 

Hoy, por videollamada, desde su apartamento en Manhattan, en Nueva York, a sus 51 años, Giannina dice que, desde que tiene memoria, quiso ser periodista. 

Giannina Segnini: Aprendí a leer como a los cuatro años, algo así. Y lo primero que leí fue la portada del periódico La Nación y entonces leía muchísimo los periódicos.

Narrador: Aunque soñaba con convertirse en periodista, cuando llegó el momento de entrar a la universidad, con sólo 16 años…

Giannina Segnini: Después me enamoré de la física, y cuando entré a la U, entré a física. Pero bueno, lo de la física fue porque en esa época se creía que si uno estudiaba física pura, lo que podía hacer de la vida era dar clases, nada más. 

Narrador: Aguantó dos años. Con 18, volvería al periodismo en la Universidad de Costa Rica.  

Giannina Segnini: Yo desde el principio que decidí estudiar periodismo sabía que lo que quería era hacer periodismo de investigación, no otro tipo de periodismo

Narrador: Estudiar en la universidad no fue fácil. Giannina ya tenía una niña de dos años y también trabajaba. Así que fue poco a poco.

Giannina Segnini: Bueno, es que también me tocó estudiar salteado ¿verdad? Porque no pude hacer la carrera seguida porque estaba teniendo hijos y todo, trabajando, entonces como que me tomó mucho tiempo. 

Narrador: Giannina no finalizó la universidad. Le llevó 11 años terminar la mayoría de cursos. 

Hoy, es mamá de dos hijas y un hijo: Carolina de 33 años, Fiorella de 29, y Santiago de 22.

Narrador: Giannina trabajó como cajera en una empresa de repuestos y como periodista en una revista para abogados y notarios del Registro Nacional de Costa Rica. 

Giannina Segnini: La verdad era muy conveniente porque tenía un puesto en propiedad, que se llama,  era sector público. Salía temprano y todas esas cosas, pero lo que quería era hacer periodismo. 

Narrador: El 1 de diciembre de 1994, cuando Giannina tenía 24 años, llegó a La Nación, uno de los periódicos más antiguos de Costa Rica.

Giannina entró a la unidad de investigación del periódico, una sección del medio con una única plaza. Antes era ocupada por otra persona y cuando empezó a trabajar en La Nación, Giannina se convirtió en la única integrante. 

Siempre había estado fascinada por la tecnología y por eso fue natural que quisiera fusionarla con el periodismo cuando pocos lo habían hecho. 

Giannina Segnini: La parte de tecnología siempre me gustó y entonces hice la práctica profesional haciendo un periódico digital, el primero para costarricenses que vivían en el extranjero. En esa época no había Internet como lo conocemos, sino había Bitnet, entonces fui como la tercera usuaria, o no sé, de las primeras usuarias de Bitnet cuando llegó, siempre me gustó combinar las dos cosas, pero luego ya vi que en el periodismo podía hacerlo.

Narrador: Así que empezó a capacitarse en el procesamiento de datos. 

Giannina Segnini: La primera formación que tuve fue en IRE, Investigative Reporters and Editors, aquí en Estados Unidos, en el 98, algo así, creo que vine, y ahí sí quedé loca, porque lleve cursos de mapeo y de todo, bueno regresé súper súper inspirada a hacer más cosas de esas. 

Narrador: Dos años después, publicaría su primera investigación en la que usó bases de datos. 

Era el año 2000 y Giannina descubrió que la Caja Costarricense de Seguro Social entregaba un subsidio creado para indigentes a personas con propiedades. Algunas incluso tenían hasta 25 inmuebles.

Giannina Segnini: Viendo el presupuesto nacional me doy cuenta de que hay miles y miles de millones que iban a financiar este programa que era el segundo programa más caro… Y entonces, claro, me interesó ver qué era el asunto, y cuando vi que había, no me acuerdo, 150 mil personas supuestamente indigentes. Pero no ves a 150 mil indigentes por ningún lado. Aquí hay algo malo. 

Narrador: Para descubrir esto, cruzó una base de datos de los beneficiados, una de inmuebles y otra de placas de vehículos. Pero hacerse de esa información y procesarla no fue fácil. Recordemos, año 2000, hace más de dos décadas. La tecnología no era la que es hoy. 

Giannina Segnini: Me acuerdo que tuvimos que ir con un aparato así gigante, una computadora gigante, porque no había USB, ni nada de esas cosas, para hacer la transferencia de los datos. Una monstruosidad ese trabajo. 

Narrador:  Para analizar los datos sobre el subsidio, Giannina usó un programa de computación llamado FileMaker, con el que organizó la información. Los datos estaban escritos en código, en formato SQL, un lenguaje que utiliza el álgebra y el cálculo relacional para recuperar información de bases de datos. 

Fue uno de los primeros pasos de la región en lo que después se llamaría “periodismo de datos”, una rama del periodismo que recopila datos, y crea  bases que pueden incluir nombres, fechas, empresas, lugares, direcciones, cantidades… Cruza la información y la analiza.  El periodismo de datos ha servido para desvelar casos de corrupción o de lavado de dinero y para identificar fenómenos sistémicos que cruzan fronteras. 

Ernesto Rivera: Cuando Nina empezó a hacer eso, nadie lo estaba haciendo. No te digo en Costa Rica, eran muy pocas personas las que lo estaban haciendo a nivel del continente y a nivel del mundo. En ese sentido, Nina estaba viendo 10 años para adelante.

Narrador: Esto lo dice Ernesto Rivera, un periodista costarricense que durante 12 años fue su compañero en la unidad de investigación de La Nación.

En esa primera investigación del Seguro Social, además de los problemas para transferir digitalmente los datos, Giannina se enfrentó a otro obstáculo: la institución se había negado a entregar la información. Así que decidió pelearlo en la Sala Constitucional de Costa Rica, que ordenó que le entregaran los datos.

Alejandro Urbina: Ella no aceptaba que no se puede. Voy a buscar la noticia, voy a buscar la respuesta…  

Narrador: Escuchas la voz de Alejandro Urbina, que a finales de 1999 se incorporó como editor del equipo de investigación que lideraba Giannina, y al que poco a poco se sumaron más periodistas. Cuenta que la tenacidad de Giannina la hizo incluso exponerse para conseguir información.

Alejandro Urbina: Que terminó ordeñando un computador en un búnker en Managua de datos de compra y venta de divisas, con unos tipos, creo que con AK-47. Bueno, era una cosa que yo decía: “Hasta aquí llegó Giannina“. Afortunadamente, pero eso es un buen cuento. 

Alejandro Urbina: La rigurosidad es la palabra, yo diría, que define el trabajo de ella. Si va a publicar algo, es porque está totalmente convencida de que lo que está publicando es verdad. 

Narrador: Diez años después de que Giannina entrara a La Nación, las investigaciones del equipo que ella lideraba y que entonces estaba integrado por otros dos periodistas y un editor, provocarían uno de los mayores escándalos políticos de la historia reciente de Costa Rica. 

***

Narrador:  Finales de 2003. Giannina Segnini tenía 33 años. A La Nación llegó una vendedora de bienes raíces con información sobre la compra extraña de una casa que estaba vinculada con un funcionario. 

Así que Giannina y su equipo de investigación comenzaron a indagar.

Giannina Segnini: Lo que no sabíamos en ese momento era que el hilo del que estábamos tirando iba a terminar destapando otros peces más gordos.

Narrador: Esos peces más gordos fueron los expresidentes Rafael Calderón y Miguel Ángel Rodríguez. Las investigaciones concluyeron que ambos habían recibido sobornos. 

Rafael Calderón, por la compra de equipo médico que hizo la Caja Costarricense de Seguro Social a la empresa Fischel. Miguel Ángel Rodríguez por haber recibido una comisión de Alcatel, una empresa de telecomunicaciones, que sobornó a funcionarios del Instituto Costarricense de Electricidad, conocido como ICE.

De estas investigaciones periodísticas se abrieron dos procesos judiciales: el caso Caja-Fischel y el caso ICE-Alcatel. Los dos expresidentes fueron condenados a cinco años de prisión por un tribunal. Aunque en el caso de Calderón se terminó anulando la condena y en el de Rodríguez se redujo a tres años. 

Con las investigaciones, y con su impacto judicial, empezaron las intimidaciones. Primero fueron mensajes amenazantes por correo electrónico. Luego, a la sala de redacción llegó un arreglo de flores. De calas. 

Giannina Segnini: Son las flores para los muertos, entonces es como un mensaje bastante mafioso, verdad. Las flores, y con una tarjetita que decía algo como hijueputa, no sé qué, eran puros insultos.

Narrador: La situación se volvió más violenta. Unos hombres pasaron dos veces frente a su casa y dispararon a la fachada. Y un día: 

Giannina Segnini: La última fue cuando entraron, y ahí sí me dieron un balazo en el pie y me robaron la computadora. 

Narrador: En julio de 2007, Giannina estaba en su casa que acababa de dejar, precisamente, por seguridad. Le mostraba la vivienda a tres jóvenes que querían alquilarla. Mientras conversaban, dos hombres encapuchados entraron en la casa y uno de ellos apuntó a Giannina con una pistola. Segundos después le disparó en el tobillo. 

Giannina Segnini: Lo que me entró fue la esquirla, la parte más grande de la bala. Otros pedacitos quedaron fuera, pero no me la podían sacar. De hecho ahí anda todavía, a veces suena.  

Narrador:  El hombre que le disparó robó su computadora y se escapó.

Giannina Segnini: A los días les robaron la computadora a los fiscales que estaban investigando el caso Caja-Fischel. Entonces, sí, realmente no quería matarme porque me pudieron haber matado, pero fue como, fue como una… no “como”: fue una intimidación claramente.

Narrador: Las autoridades nunca identificaron a los culpables.

Narrador: Después del asalto, dejó su cargo en el equipo de investigación. Pasó a ser jefa de redacción de La Nación, un puesto en el que ya no era responsable de las investigaciones.

Giannina Segnini: Mi hija mayor tenía 12 años y me dijo que qué me pasaba, si yo no los quería. Y entonces no dejé el periodismo, pero acepté el cargo de jefatura de redacción. 

Narración: Su decisión no duró tanto. 

Giannina Segnini: Pero luego dije: “No, no, no, no”. Volví, pues. Digamos, estuve así como unos dos o tres años un poco apartada, pero volví.

Narrador: A su regreso como periodista de investigación, se encargó de la filtración de los cables diplomáticos de Estados Unidos que hizo Wikileaks a finales de 2010, los que mencionamos al inicio de este episodio. 

Giannina, como líder del equipo de investigación de La Nación, se encargó de investigar la correspondencia diplomática relacionada a la política de Costa Rica que había recibido de Wikileaks. Pero cuando le entregaron los archivos secretos de la agencia de inteligencia Stratfor, en la segunda fase de filtraciones, se dieron las diferencias con Julian Assange. 

El nuevo acuerdo incluía realizar un artículo en defensa de Julian Assange. Giannina cree que se trataba de una nota periodística sobre una acusación de violación que enfrentaba el activista. 

Giannina Segnini: Probablemente lo que quería era una nota de, no lo decía exactamente así, pero era como una nota de defensa del caso que tenía por las violaciones. Bueno, el tema ese. 

Narrador: Giannina decidió rechazar el acuerdo y no publicar nada del material que ya tenían preparado en el periódico sobre las filtraciones de Wikileaks. 

Giannina Segnini: Fue por eso, porque nos estaba condicionando el acceso y la publicación a hacerle una nota al señor sobre su caso y me parece que eso no procedía.

Narrador: Para este episodio, consultamos al equipo de Wikileaks acerca de los señalamientos. Kristinn Hrafnsson, periodista y vocero de la organización, respondió a Ocote que no cree que sea correcta la información de que Wikileaks haya exigido a los medios socios escribir una historia positiva sobre Julian Assange. 

El periodista dijo que hubieran esperado que los medios cubrieran los ataques que sufría la organización en ese momento, pero que, en todo caso, confiaban en su juicio editorial.

Wikileaks fue la primera gran filtración de datos internacionales con la que trabajó Giannina. Luego, en 2013 llegaron los Offshore Leaks. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, eligió a la unidad de investigación de La Nación para procesar enormes bases de datos de políticos, funcionarios, empresarios, banqueros y criminales que habían usado paraísos fiscales para crear compañías y fideicomisos. El equipo de Giannina investigó minuciosamente cuáles de estas personas habían utilizado las empresas para ocultar sus bienes, y con ello evitar el pago de impuestos.  

Esa experiencia en el manejo de bases de datos también la llevó a participar en las iniciativas transnacionales Panama Papers y Paradise Papers, cuando ya no estaba en La Nación.

Para Giannina, estos proyectos colaborativos son vitales para entender cómo operan los poderosos en el mundo. 

Giannina Segnini: Como vimos en el caso de Odebrecht, ellos no inventan una fórmula para pagar sobornos en un país y otra forma en otro. Entonces la única forma de ver patrones es trabajando de forma transfronteriza y ahí es donde se pueden ver patrones importantes. 

Narración: Trabajar en alianza con otros países requiere compartir conocimientos con los demás periodistas. Y este es otro de los rasgos de Giannina. 

Ernesto Rivera: Siempre fue muy generosa en enseñar lo que sabía, lo que se le ocurría, en compartirlo. Siempre ha dado talleres y clases desde que yo la conozco. Siempre ha estado en eso. Por momentos con una actividad muy fuerte, viajando mucho, mucho, mucho. Pero siempre con la misma generosidad de no guardarse las cosas.

Narración: Giannina renunció a La Nación en febrero de 2014. El motivo:

Gianina Segnini: Básicamente que nos censuraron una publicación, en la que habíamos trabajado como por ocho meses. Lo que hicimos fue coger los nombres de todos los candidatos al Congreso, a la Presidencia, a todo, y cruzarlos como con 58 bases de datos. Fue un trabajo de locos.

Narrador: El trabajo se publicó, pero incompleto. El medio decidió retirar una gráfica en la que se mostraba que los integrantes del partido político de izquierda llamado Frente Amplio tenían menos denuncias que el resto de agrupaciones. Cuando Giannina supo que eso pasaría, decidió renunciar. Lo hizo a distancia, estaba en España, donde daba un taller para el diario El País.

Giannina Segnini: Estando yo en España renuncié por eso, porque censuraron parcialmente la historia. 

Narración: Giannina pidió una explicación cuando regresó a Costa Rica, pero nadie se responsabilizó. 

***

Narración: Las ofertas de trabajo no tardaron en aparecer. Una de Univisión, en Estados Unidos, para crear una unidad de periodismo de datos. Otra para dirigir un equipo de investigación en la República de Georgia. Y la tercera, de la Universidad de Columbia en Nueva York, para dar clases.

Giannina no quería irse de Costa Rica. 

Giannina Segnini: Si no hubiera sido por el trabajo yo nunca hubiera pensado en irme a vivir a ningún otro sitio, pero lamentablemente el tipo de trabajo que hago es muy específico y tampoco es que hubiera muchas posibilidades.

Narración: Desde septiembre de 2014, seis meses después de su renuncia, Giannina vive en Nueva York. Es la directora del Programa de Periodismo de Datos de la Maestría en Ciencias de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. 

Nunca abandonó el periodismo. Dejó la sala de redacción tradicional y empezó a trabajar en las aulas, con sus alumnos. Hoy, ella idea y dirige los proyectos de investigación en los que participan sus estudiantes, y que más tarde son publicados en medios reconocidos. 

Giannina Segnini: Investigamos todos los negocios de Donald Trump en el mundo y nos asociamos con ProPublica, con el New Yorker y con WNYC. 

Narración: En 2015, Giannina, la periodista argentina Marina Walker-Guevara y la colombiana María Teresa Ronderos, se propusieron crear una plataforma para hacer investigaciones periodísticas transfronterizas. Le llamaron a esa promesa el Pacto de Praga porque lo acordaron en República Checa. Cuatro años más tarde, en 2019, el proyecto nació. Se llamó CLIP, el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística.

En 2020, Giannina Segnini y María Teresa Ronderos lideraron un especial llamado Transnacionales de la fe. En él mapearon el crecimiento del poder político evangélico y su agenda en Latinoamérica. Ese año ganaron el premio Ortega y Gasset a mejor investigación periodística.

Esa fue la segunda vez que ganaba este premio. La primera había sido en 2005, cuando estaba en La Nación, por la serie de investigaciones sobre los sobornos a los expresidentes.   

Giannina también ha sido reconocida con el premio del Instituto Prensa y Sociedad, el premio Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia, el premio nacional de periodismo de Costa Rica y el premio Gabriel García Márquez a la excelencia periodística.

Hoy, sigue el trabajo desde CLIP. No da muchos detalles aún, pero suelta algunas pistas: trabajan en una plataforma que incluirá una base de datos y análisis de contratos públicos en Centroamérica. 

Giannina Segnini: Mis compañeros de CLIP le pusieron Nina a la plataforma y se va a hacer un Ninantón pronto.

Narrador: En ese “Ninatón”, como sus colegas le llaman, programadores y periodistas se reunirán para analizar y bucear en un mar de datos. Nina, Giannina, será la encargada de liderar al equipo. La encargada, una vez más, de enseñar, con paciencia. De guiar, con rigurosidad y precisión una investigación que rompa las reglas del juego, que haga tambalear las bases del poder. 


El guion y las entrevistas de este episodio las hice yo, José David López. La edición es de Carmen Quintela. La producción y el montaje sonoro de Isaac Hernández con el apoyo de Jose Manuel Lemus. Música adicional: Lucas Zapiola.

El diseño gráfico y la portada es de Maritza Ponciano. Jenny Marroquín es la gestora de comunidad de este especial y Magui Medina la coordinadora institucional. La voz institucional de Radio Ocote Podcast es de Lucía Reinoso Flores. Julio Serrano Echeverría es el coordinador creativo. Alejandra Gutiérrez Valdizán es la directora general y editorial de Ocote.

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