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Por qué es posible dar positivo después de la vacuna de COVID-19 y cómo esta protege de los síntomas graves
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Es posible dar positivo en un test de COVID-19 después de habernos vacunado. Aun así, la vacuna cumple con su objetivo principal: proteger de la enfermedad, reducir los síntomas graves y evitar fallecimientos.


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Las vacunas contra la COVID-19 protegen de la enfermedad pero se desconoce si protegen de la infección —aunque algunos datos preliminares apuntan a que podría ser así—. ¿Qué quiere decir esto? Que es posible que, estando vacunados, entremos en contacto con el virus, nos infectemos y demos positivo en un test, según los expertos consultados por Maldita Ciencia. A pesar de ello, la vacuna cumple con su cometido principal: proteger de la enfermedad, reducir los síntomas graves y evitar fallecimientos.

Por qué es posible dar positivo en COVID-19 aunque hayas recibido las dos dosis de la vacuna

“Aunque se hayan recibido las dos dosis de la vacuna, con lo que sabemos actualmente, aún es posible infectarse y, por tanto, dar positivo”, explica a Maldita Ciencia Sonia Zúñiga, viróloga e investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), en España. Esto se debe, según la experta, a que las vacunas protegen de la enfermedad (la COVID-19), pero a día de hoy no sabemos si protegen de la infección por SARS-CoV-2, por lo tanto, “es posible que una persona vacunada se infecte y, potencialmente, podría contagiar a otras personas”.

Esto se está viendo, según apunta Zúñiga, en los brotes que se han dado en residencias de mayores de España, donde todos estaban vacunados. Un ejemplo de ello es el caso de la residencia El Nadal, en Langreo (Asturias), donde todos los residentes habían recibido ya las dos dosis de la vacuna. Allí se detectaron ocho positivos: uno de ellos fue hospitalizado y los siete restantes fueron asintomáticos.

Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III, coincide con lo expuesto por Zúñiga y apunta que, en el caso de la residencia de Asturias, una explicación posible a lo ocurrido es que la vacuna protege de desarrollar síntomas pero no de la infección. También recalca que las vacunas tienen una eficacia alta, pero no del 100%, por lo que también es posible que el primer caso que contagió a otros “no tuviera el grado de protección suficiente”.

Esto mismo apuntó Amos García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) en Hora 14 de la Cadena SER, que planteó una tercera posibilidad: que se estuviera “incubando el virus” cuando se produjo la vacunación. Y, como ya hemos contado, si una persona ha estado expuesta al virus y se ha contagiado antes de vacunarse, la vacuna no detendrá el posible contagio a otras personas.

[Lee aquí: Diez preguntas, con sus respuestas, sobre la vacuna contra la COVID-19]

Las vacunas protegen de la enfermedad y de desarrollar síntomas graves

“Hay un parámetro que yo creo que es fundamental poner sobre la mesa: los casos [de la residencia de Asturias] son asintomáticos o leves (…). La lectura tremendamente positiva es que, en una residencia de ancianos, si no hubieran estado vacunados posiblemente el resultado hubiese sido mucho más dramático”, subrayó Amos García Rojas en declaraciones a Hora 14.

Esto mismo destaca Pepe Alcamí, ya que es un indicio de que la vacuna “protegió en este caso de tener síntomas y enfermedad grave”. Para la viróloga Sonia Zúñiga la parte positiva de estos brotes es que confirman que las vacunas protegen contra la enfermedad y, por ello, “las personas que se contagian aún estando vacunados no desarrollan la enfermedad (asintomáticas) o tienen síntomas leves”.

Según afirma Zúñiga, “esto ayudará a disminuir el número de infectados que tienen que ser hospitalizados y/o requieren ingreso en UCI y, por tanto, a disminuir el número de fallecidos. Por supuesto esto repercutirá en evitar el colapso del sistema sanitario”.

Como señala Ildefonso Hernández Aguado, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández (UMH), desde un primer momento “el objetivo de evaluación de las vacunas consistió en reducir la enfermedad y muerte, su aprobación se basó en la eficacia para este cometido”. Por lo tanto, según Hernández Aguado, lo importante es que la vacuna reduzca los síntomas graves de la enfermedad y también los fallecimientos.

De hecho, los datos muestran que los fallecimientos en personas mayores de 80 años ya se están reduciendo. Según este artículo de eldiario.es “por primera vez desde el inicio de la pandemia, los fallecimientos en este grupo de edad, formado por 2,8 millones de personas, según el INE, constituyen menos de la mitad del total. Son el 48%, mientras que antes no bajaban de entre el 65% y el 70%”. Este cambio significativo, según apunta el medio, “se produce a raíz del inicio de la vacunación”.

También Datadista indica que “el impacto de la tercera ola en las muertes en residencias hubiera sido mayor si no fuera por las vacunas”. Y no solo eso, según indica este medio, los hospitalizados de esta edad también han bajado.

¿La vacuna podría reducir también la infección y la posibilidad de transmisión?

Se desconoce si las actuales vacunas contra la COVID-19 protegen también de la infección y la transmisión del virus. Según el virólogo Pepe Alcamí, hay “datos prometedores que sugieren que las vacunas de ARNm podrían conferir, en un porcentaje elevado de casos, protección no solo frente al desarrollo de síntomas y gravedad sino frente a la infección y posibilidad de transmisión”.

Se trata de seis estudios que analizan la protección de la vacuna de Pfizer y BioNTech frente a la infección sintomática y asintomática y muestran “eficacias del 75% al 94%”, según el virólogo.

“De confirmarse estos estudios, representarían un progreso enorme para controlar la infección, no solo la enfermedad sino la transmisión y permitiría una desescalada de las mascarillas en entornos vacunados y cuando la población este mayoritariamente vacunada”, manifiesta el virólogo. Pero de momento, Alcamí señala que es muy importante seguir manteniendo las medidas de protección como las mascarillas aunque estemos vacunados.

Por su parte, Sonia Zúñiga también indica que hay datos epidemiológicos en países como Israel “que sugieren que la vacunación podría disminuir el contagio”. Pero, según la experta, esto probablemente sea “no porque se evite la infección, sino quizá porque los vacunados que se infectan tienen menos carga viral, o eliminan antes el virus, o contagian menos”. En todo caso, destaca que aún no existen “datos sólidos” en este sentido.


Este texto fue publicado originalmente en Maldita.es. Puedes leer la publicación original en este enlace.

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