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Los cuadernos del fin del mundo (vi)
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La poeta y narradora Vania Vargas continúa su crónica de un tiempo que, según las palabras de la poeta, tendrá que seguir buscándose en la memoria. De esto también va esta sexta entrega de Los cuadernos del fin del mundo, una crónica, un testimonio, un poema sobre este presente.


XX

Las cuarentenas ya no las hacen como antes. Es culpa de estos años que corren con prisa. Aquí el tiempo se cuartea, se acopla al gusto y al horario de las empresas más grandes, se agiliza para que coincida con el porcentaje mínimo de sus pérdidas. De este lado del mundo, las cuarentenas llegan con menos días, y así, partidas y repartidas, para que rindan, vemos cómo se extienden, deformes y disfuncionales. Insuficientes para resguardar a cualquiera o para cortar el avance de la pandemia. Quizá sea el resultado de tanto fin del mundo acumulado. O quizá estamos destinados siempre a esperar de más. En el desfile ecuestre del fin de los tiempos, el jinete de la enfermedad va llegando, como cansado de arrasar el mundo, y, aún así, no le ha podido sacar ninguna ventaja el caballo de la burocracia, sobre el que monta lento un gobierno sin pena ni rumbo. El caballo de la guerra ya pasó por aquí hace algunos años. Y el del hambre, desde hace buen rato, ha hecho de este territorio su corral. Aquí hemos aprendido a descender un día a la vez.

 

XXI

Era de esperarse que las aglomeraciones volvieran con fuerza inmediatamente después de los encierros. Es un asunto de causa y efecto que aplica para las personas, pero al que también ha respondido el resto de problemas del mundo lejano y cercano que, durante un tiempo olvidamos, porque parecían estar hibernando asustados. Pesan más los días últimamente, a pesar de todo lo que van dejando tirado en su camino decidido hacia lo incierto. Pesa lo evitable, tanto como lo inevitable. Viendo de frente el bombardeo mediático de un mundo en colapso perpetuo, últimamente abundan los días en los que uno también se paraliza e, inevitablemente, se convierte en estatua de silencio y de sal.

 

XXII

Una ballena, que sale a morir a la playa, es un profeta cuyo silencio nadie se detiene a descifrar.

 

XXIII

La pandemia vino a hacer lo que hace el tiempo, pero con el acelerador a fondo: hablo de la degeneración de los cuerpos y la muerte, del desgaste de los gobiernos, la desintegración de las cartografías urbanas, el nacimiento de la conciencia individual de tener un pasado. Conforme pasan los días, parte de las ciudades en las que hemos vivido van desapareciendo. Se apagan los rótulos conocidos. Se vacían las vitrinas. Se multiplican las persianas que ya no se vuelven a abrir. El futuro más cercano será, sin duda, hacer memoria. Caminar por calles conocidas invocando momentos fantasmas sobre los espacios vacíos. Preguntarnos cuánto silencio habrá que hacer, al final de todo esto, frente a todos los lugares en los que fuimos, y que estamos empezando a perder.

 

XXIV

Pocos pueden hablar con convicción acerca del fin del mundo. Habría que escuchar con atención lo que podrían decir al respecto las 1,962 niñas que, en lo que va de este año oscuro, fueron violentadas, y, sin opción a escoger, hoy se preparan para convertirse en madres. Tienen entre 10 y 14 años, según el reporte nacional. Quizá todavía no sepan responder si hace ruido la infancia cuando se desmorona, si tuvieron tiempo de visualizar en sueños las pocas posibilidades que hoy se les apagan, si tienen conciencia de que las han hecho renunciar por adelantado a cosas que no sabían que tenían. Que las han obligado a reproducirse sin haberlas dejado crecer, que les han acortado la vida y los caminos, que el mundo que se les acabó, ni siquiera había empezado por completo.


*Vania Vargas es poeta y narradora guatemalteca, ha publicado varios libros de poesía y narrativa, además de publicar periódicamente ensayos en periódicos y revistas, y trabajar como editora literaria.


Las opiniones emitidas en este espacio son responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan los criterios editoriales de Agencia Ocote. Las colaboraciones son a pedido del medio sin que su publicación implique una relación laboral con nosotros.

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