Una novela, bitáctora, ensayo sobre el cine, la revolución y la nostalgia
Cuando los Rolling Stones llegaron a la Habana / Carol Zardetto
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La más reciente novela de Carol Zardetto, publicada por Alfaguara, es una especie de diario de viaje por el tiempo, por Cuba, por el cine y por el lenguaje. De ese recorrido por este libro que no teme a los límites de los géneros literarios, nos habla Alejandra Gutiérrez Valdizán, quien además de periodista y coordinadora general de Ocote es una apasionada lectora.


Los títulos pueden ser anzuelos, pueden ser síntesis, pueden ser menú, pueden ser una invocación. Cuando los Rolling Stones llegaron a la Habana, es el título, y es el final y es la sombra que acompaña todas las páginas de este libro. El final, el momento cúspide, el del título, sobrevuela esta novela, que también es una crónica de viaje, una reseña, un ensayo sobre el cine documental y sobre las revoluciones. Esta es una historia sobre el final, sobre todo lo que ya fue, o lo que creemos que fue o lo que nunca fue. Todo el libro es un delicioso final.

Esta novela, esta crónica de viaje, este ensayo es, ante todo y sobre todo: un tratado sobre la nostalgia; o, mejor aún, es LA NOSTALGIA. Así con mayúsculas. La nostalgia como ese ineficaz, masoquista y placentero acto de ver a los ojos al pasado e intentar asirlo y estrellarnos con la imposibilidad de volverlo a vivir, de hacerlo revivir, la imposibilidad de que se repita. La Habana, Cuba, la revolución, la mítica escuela de San Antonio de los Baños, la fugaz historia de amor, el infructuoso intento de producir el documental planeado, un cine que ya no proyecta películas, son exactamente eso: la imposibilidad de aferrarnos a algo que ya no existe o que quizás nunca existió.

Una puede decir que un libro está bien escrito cuando no se detecta en éste el esfuerzo del autor, o de la autora, por demostrarnos algo: que sabe escribir, que maneja el lenguaje con primor, que es hábil para estructurar, que conoce del ritmo, que baña de adjetivos y explicaciones para que nosotros, seres terrenales, podamos captar lo que quiso decirnos o que necesitamos saber. Carol Zardetto -Con pasión absoluta (F&G, 2005), El discurso del loco (F&G, 2009), La ciudad de los Minotauros (Alfaguara, 2016)- no necesita demostrarnos nada: ella nos muestra. Ella crea burbujas dentro de burbujas; todas hechas de esa nostalgia y de esa imposibilidad. La autora crea escenas y submundos y diversas lecturas. Aunque el libro está escrito en primera persona, no detectamos a una autora haciendo malabares por demostrarnos que es una escritora. Hay una protagonista y narradora, la autora se borra y queda expuesto el buen oficio de un texto bien escrito, de un delicado tejido y de una mirada madura sobre los temas que aborda.

Decía en un inicio que este libro publicado por Alfaguara es una crónica de viaje, y lo es: “Su encanto está en la dualidad. La superposición de lo vulgar y de lo roto a lo elegante y refinado… El tránsito que a muchos les sabe a descomposición a mí me sabe a despertar. Multicolor y multiforme , la ciudad opone su vitalidad al histórico letargo… La Habana es el lugar más nostálgico del planeta”, dice en esta bitácora que muestra el encanto, la sordidez, el descascaramiento y lo fascinante de esta ciudad que está siempre a un paso de ya no ser lo que es. “El espacio es la metáfora de la historia”, leí que dijo un artista japonés hace muchos años como para recordar su nombre. Cada espacio en que nos sitúa Zardetto es una metáfora. En sus descripciones no hay escenografías, hay metáforas.

Este libro es también un serio ensayo sobre el documental: acompañamos a la protagonista en sus clases en san Antonio de los Baños: “La escuela es una isla dentro de otra isla. Un monasterio dedicado a meditar acerca del cine”, y somos testigos también de la producción del documental Daisy y el ciclón; un film que está solo en la cabeza de quien lo quiere producir y que choca con una realidad muy distinta a la idealizada. El límite de la ficción y la no ficción es otro de los motivos que acompañan la lectura; y otro de los motivos más recurrentes en ese híbrido fantástico que es el cine documental. Los géneros son líquidos, en el documental o en la novela, la autora lo sabe bien y lo explota.

Cuando intentamos capturar con imágenes una realidad y la trasladamos a la pantalla, esta se convierte ya en otra cosa; y lo mismo sucede cuando pretendemos trasladar a palabras lo que vimos en el cine. La imposibilidad de aferrarnos a eso que creemos que es la verdad “Ahora solamente hay un sordo malestar que tiene que ver con asumir esa confusa relatividad de las cosas que ensombrece las prístinas verdades ideales”, dice la autora. Las descripciones de los filmes evocan con insistencia a El beso de la mujer araña, y eso es bueno.

Es este también un ensayo, ¿una crítica?, a ese intento absurdo de aferrarnos a aquel ideal, o de aferrarnos al miedo a aquel demonio, de lo que fue la revolución cubana. Este libro es nostálgico, pero no iluso. Es también un cuestionamiento a las revoluciones, al poder y sus engranajes.

En resumen. Lea este libro:
1) Si usted es amante de las crónicas de viaje.
2) Si usted se interesa por el cine documental y es tan sibarita de este, que le interesa husmear ese mundo idílico y misterioso de la escuela de cine de San Antonio de los Baños.
3) Si es usted nostálgico de la guerra fría, o de la revolución, y quiere que le piquen el hormiguero en sus prejuicios sobre Cuba, sean cuales sean estos.
4) Si es usted un aprendiz del oficio de escribir y quiere contemplar escenas fantásticas como la de la ranita que se estrella necia en una ventana, la de un cine vacío y polvoriento, o la de un mujer que nada, porque “nadar es como volar”.

Pero ante todo, lea usted este libro por el motivo fundamental por el que se lee: por el puro placer de leer.

*también pueden escuchar un fragmento de esta novela en nuestro Audiobuki

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