Las Recias
Las Recias // En los negocios // Carmen Salguero, Angelina Aspuac y Connie Beneítez
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De dirigir un negocio mítico y familiar por décadas; a buscar que el trabajo de las tejedoras mayas sea valorado, a ser una de las pioneras de la administración de empresas en Centro América y ocupar puestos que muy pocas mujeres han alcanzado. Las Recias de este episodio dirigen empresas, crean empleos, generan cambios.

Carmen Salguero, es la representante legal y una de las cocineras de Refacciones Doña Mela, ubicado en el Mercado Central de la zona 1 capitalina, que es, además, referente de la cultura y gastronomía guatemalteca. Angelia Aspuac, tejedora y miembro del Movimiento Nacional de Tejedoras con el que, en el 2014, iniciaron la batalla legal para que se reconozca la propiedad intelectual colectiva de los pueblos indígenas, en específico, de sus textiles. Connie Beneítesz de Paiz, directora de la empresa PANIFRESH, fue presidenta de la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGA) y actualmente es presidenta de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (AGEXPORT)—, la primera en llegar a ese puesto.


Narración: Este episodio de la primera temporada de Las Recias habla sobre las mujeres que emprenden. Escucharán, de su propia voz, a tres mujeres que que han recibido como herencia de sus madres, y de sus abuelas, la perseverancia, la creatividad, la resistencia.  Buscan con sus empresas, el beneficio personal, pero también el de las personas a las que dan trabajo y el de sus comunidades.  Se preocupan también por abrir brecha para otras mujeres.

Soy Lucía Reinoso y les acompañaré a escucharlas, a través de las entrevistas que realizaron Alejandro García y Melisa Rabanales. De la economía informal, a la lucha de pueblos originarios, a la dirección de transnacionales. Ellas son Carmen Salguero Boror, comerciante y cocinera, Angelina Aspuac Con, tejedora y participante del Movimiento Nacional de Tejedoras; y Connie Beneítez de Paiz, presidenta de la Asociación de Exportadores de Guatemala.

(Sonido mercado central)

Narración: En el centro de la Ciudad Capital, en el primer nivel de Mercado Central, entre el olor de flores recién cortadas y el pegajoso sonido de cumbias, está el puesto de Refacciones Doña Mela que es un referente de la cultura y de la gastronomía guatemalteca. El puesto comenzó a servir comidas en 1956, en el mismo espacio, y fue fundado por Imelda Boror Plata, Doña Mela. Ahora el negocio es dirigido por su hija mayor, Carmen. Por nostalgia, tradición, o quizás, confusión, también la llaman Doña Mela. Pero nosotras la llamaremos Carmen.

Ilustración Maritza Ponciano

Carmen Salguero: Lo inició mi mamá, cuando tenía más o menos diez años, que la mandaba su mamá al negocio y ella empezó a venir. Ella empezó con chicharrones y morongas.

Narración: Cuando la mamá de Doña Mela, la abuela de Carmen, murió, en 1966, Mela se encargó de sacar adelante a sus hermanos. Carmen también trabajó desde pequeña, desde los 10 años.

 Carmen Salguero: de qué forma, pelando miltomate, pelando ejote en la casa, ayudando en lo que pudiéramos ayudar, dependiendo nuestra edad, verdad. Ya aquí, en el mercado, yo empecé a los trece años, a venirme con ella. Yo me empecé a venir con ella cuando fue lo del terremoto, que tuvieron que botar el mercado, que estaba muy flojo, entonces a ella le tocó una su caseta allá afuera y gracias a Dios para ese tiempo ya había gente que la buscaba más. (2:18) Entonces me vine con ella a ayudarle.

Narración: Carmen trabajaba de día, con su mamá y por las tardes estudiaba en la Escuela Nocturna. Se graduó de secretaria y empezó a recibir ofertas de trabajo, pero Doña Mela no la quería dejar ir. Le ofreció duplicarle el salario.

 Carmen Salguero: Y ya no me dejo ir.

 Narración: Luego Carmen empezó a estudiar derecho y su mamá le ayudaba a pagar la matrícula, los libros; todo lo que necesitara.

Carmen Salguero: Pero un día me dijo, “Ya sabés, vos pedime lo que querrás, pero el día que te gradués y aunque te gradués y seas licenciada, ya sabés que tenés que seguir conmigo”. Y entonces dije yo, “Entonces, ¿para qué me estoy matando?” Si a veces de la universidad yo llegaba a hacer mis tareas, de la mesa de mis tareas, me levantaba para la cocina. Entonces, “¿Para qué me estoy matando tanto?” Nah. Mejor ya no estudio. Y ya no seguí estudiando y me dediqué más al negocio. Por siempre y ya nunca me pagó, verdad. Pero gracias a Dios nunca me faltó mi plato de comida, nunca me faltó mi ropa, mis zapatos.

Narración: Su mamá no quería que dejara el mercado, y su esposo, al contrario, no quería que siguiera yendo al mercado.

 Carmen Salguero: Pero, ¿qué me quedaba haciendo en la casa encerrada todo el día? Si yo desde tempranito, cuando yo iba a la cocina, cuando me acababa de casar, ya acostumbrada a levantarme temprano, desde tempranito hacía todo mi oficio. A las 10 ya no tenía nada que hacer. Faltaba una semana para casarnos y le devolví el anillo. (8:11) “Mirá a mi no me van a casar porque esté embarazada, a mi no me van casar porque me tengo que casar a la fuerza. Yo me voy a casar porque me quiero casar”, le dije, “Pero tampoco que me impongan qué tengo que hacer y qué no tengo que hacer”. Desde entonces, mi esposo, en su vida me ha vuelto a decir que no venga al mercado.

 Narración: En el puesto de Doña Mela trabajan Carmen, su papá, sus dos hermanas, su hermano, su tía María Cleotilde Boror Plata y tres primos; y todos los días, la familia de Carmen se levanta a las 3 de la mañana para preparar la comida que servirán ese día en el mítico puesto. Un día normal es algo así:

 Carmen Salguero: Primero le damos gracias a Dios, antes de salir del cuarto, nos lavamos, nos ponemos ropa de trabajo. Yo no vivo en la casa de mis hermanos. Yo vivo aparte. Entonces ahí agarramos para la cocina. Empezamos a trabajar. Cada quien tiene su trabajo. Mi hermano tiene área, mi hermano tiene su área, mi papá tiene su área. Mi tía y yo trabajamos juntas. Mis hijos me ayudan a mí. Todos tienen su qué hacer. Y regularmente terminamos 7, 7:30 de cocinar. aquí vengo a las 10, mi hermana se viene más temprano. Ella viene a las 8:30. El negocio empieza 8:30-9.

Narración: En total, Refacciones Doña Mela ofrece 27 platos distintos.

 Carmen Salguero: Tenemos morongas fritas, chicharrones, picado de rábano, picado de buche, tiras, tenemos fritanga de moronga, tenemos revolcado, patitas a la vinagreta, mole, arroz, salpicón, tenemos tacos, tostadas, dobladas, rellenitos, mole, tortas de yuca, chiles rellenos, pacayas envueltas en huevo, patitas envueltas en huevo, ensalada rusa. En total son 27 platos de comida.

Narración: Las recetas vienen de la tradición oral, de lo que aprendió Carmen de su mamá y de su tía, pero (…)

Carmen Salguero: Las aprendimos de mi mamá, pero más de mi tía. Porque mi mamá era muy enojada para enseñar, en cambio mi tía le va diciendo a uno despacio.

Narración: Mientras sus hermanas se quedan atendiendo hasta las 5:30, Carmen sale a las cuatro de la tarde. Ella es la encargada de comprar los ingredientes para el día siguiente. Antes iba al CENMA, pero ahora hace las compras en la Terminal. También tiene sus proveedores de carne, aceite y vinagre, que le llevan los suministros a su casa en Chinautla, a unos 11 kilómetros del mercado.

Carmen Salguero: Y regularmente termino como a las 10:30 y ya es hora de ir a dormir.

(Sonido mercado central)

Narración: En estos más de cincuenta años, Carmen ha tenido la oportunidad de mostrar su talento fuera del Mercado Central. Da clases regularmente en la academia gastronómica NuChef, donde ha sido jurado en sus concursos de cocina. También ha sido jurado en las competencias de fiambre del Banco de los Trabajadores o de. Ha sido entrevistada por incontables medios y (…)

Carmen Salguero: También he participado en otras actividades, digamos. En el 2013, mi mamá murió mayo del 13, en octubre de 2013 participé en la Convención de Mujeres Líderes de la Cámara de Comercio. Me tocó exponer.

Narración: Carmen nos acaba de recordar un evento trascendental en la historia del comedor: la muerte de su madre, de Doña Mela.

Carmen Salguero: Era el impacto que ella quería dar. Ella decía, “el día que yo me muera, me velan 3 días, y le avisan a la prensa, al periódico, que Doña Mela se murió”. Mi mamá se murió el 9 de mayo, a las 5 de la tarde. A las 5:10 los medios estaban preguntando por mi mamá. Que ese día en la noche ya había gente en la funeraria. Fue algo, miren, esa funeraria no cabía la gente. A la media noche era como si fuera medio día. Mis tíos, los hermanos de ella, todos son panaderos, ay ustedes, la funeraria no se daba abasto, para la refacción, mis tíos llegaron con canastos de pan, llevaban y ponían las canastas y a servir y a servir, para llegar a donde estaba mi mamá, en el ataúd, se hizo un camino y otro camino de regreso, para que solo pasaran, porque no había espacio. Fue muy impresionante. Después de eso ella murió en mayo, en agosto creo que fue la declararon personaje del año, de parte de la cámara de industria y la asociación de restaurantes.

Narración: Según una investigación realizada por ONU Mujeres Guatemala, y con datos del Monitor Global de Emprendimiento,  52.7% de todos los emprendedores son mujeres y 44.7% de ellas no han completado el nivel básico de educación. Y de los emprendimientos lanzados por mujeres, 67% de ellos son orientados al consumo, como la venta de alimentos de Doña Carmen. Carmen y el negocio que fundó su mama, Doña Mela continúa siendo un referente de la cocina guatemalteca, su fama, amplia clientela y casi 65 años de trabajo lo confirman. Carmen busca inspirar a niñas y jóvenes empresarias, a que las mujeres sean económicamente independientes.

Carmen Salguero: Miren, es muy importante (…) se lo voy a decir a modo personal, las mujeres tenemos que estar acostumbradas a tener nuestro propio dinero. Pues, que sean persistentes. Que no decaigan. La cocina es muy buena, pero es muy sacrificada. Gracias a Dios, cualquier negocio que cualquier mujer o varón emprenda es bendito. Decía mi mamá, “Uno va al mercado, si ni un centavo en la bolsa y regresa, aunque sea con lo del pan, porque Dios no lo va a desamparar a uno”. Lo que sí que tienen que ser muy persistentes. Si ellos tienen que insistir y tienen que insistir. Un negocio no se acredita de la noche a la mañana.

***

Angelina Aspuac: Bueno, lamentablemente o por desgracia hay muchos pueblos que han perdido esa capacidad de tejer y Santiago es uno de ellos. Yo no aprendí a tejer hasta que en el 2005 en AFEDES reflexionamos en el deber de la indumentaria, decíamos, “Qué vergüenza que aquí en Santiago, ni siquiera hagamos nosotras nuestros güipiles”.

Ilustración Maritza Ponciano

Narración: Ella es Angelina Aspuac. Angelina, de 43 años, es miembro del Movimiento Nacional de Tejedoras. El Movimiento inició, en el 2014, una batalla legal para que se reconozca los derechos intelectuales colectivos de los pueblos indígenas sobre el uso de los patrones y diseños de la vestimenta maya.

Angelina Aspuac: Por alguna razón, después del terremoto, muchas mujeres ya no tejieron, perdieron sus herramientas, había como un, bueno era una situación muy difícil, no. No se la razón de por qué ya no se tejió, las que sabían tejer, tejían escasamente.

Narración: La llamada Iniciativa 5247 no ha sido aprobada. La 5247 busca que se reconozca la propiedad intelectual colectiva de los pueblos indígenas, en específico, sus textiles.

Angelina Aspuac: Luego empezó toda esta dinámica de cooperativa agrícola de exportación, en donde muchas familias se volcaron a cultivar para la exportación, lo cual no permitía tener tiempo y espacio y tejidos para tejer. Entonces todos nos manteníamos trabajando en el campo.

Narración: Pero antes de hablar de la iniciativa, e incluso antes de hablar del Movimiento Nacional de Tejedoras, debemos de hablar de AFEDES, donde aprendió a tejer Angelina. AFEDES es la Asociación Femenina para el Desarrollo de Sacatepéquez. Fundada en 1988 por mujeres kaqchikeles de Sacatepéquez, entre ellas la madre de Angelina, Guadalupe Con; la organización busca responder a las problemáticas de las mujeres de Santiago, Sacatepéquez, problemáticas como la inseguridad alimentaria, la desnutrición y la exclusión y el racismo. Y otra de esas problemáticas es, claro, el mal uso y sin autorización de los diseños y textiles mayas, y el mal pago al trabajo y tiempo invertido en éstos. AFEDES delegó a Angelina coordinar la lucha que, con el tiempo, formó el Movimiento Nacional de Tejedoras.

Angelina Aspuac: En AFEDES, soy parte del programa de incidencia. Entonces como parte de la incidencia que hacemos es revisar, en este caso, en el caso de los textiles, las leyes, cómo es la situación actual, la visibilización de las mujeres indígenas, principalmente tejedoras, entonces iniciamos toda una estrategia para proteger los textiles. Pero antes de eso, revisar lo que había y encontramos con que no había nada. Entonces nos trazamos una pequeña ruta de hacia dónde queríamos ir.

Narración: La mamá de Angelina fue una de las fundadoras de AFEDES. En 1997 Angelina empezó a trabajar como secretaria en la asociación y como tal transcribía todos los documentos a la computadora. Todo pasaba por sus manos, dice. Y conforme surgían nuevos proyectos en AFEDES, ella fue pudo asumir otros roles. Fue directora de proyectos, participó en consejos de desarrollo y en el 2014 fue cuando formó parte del Movimiento Nacional de Tejedoras. Una gran parte del trabajo del Movimiento es devolverle el conocimiento ancestral del tejido a las mujeres de Santiago. La primera maestra de la escuela fue Margarita Sactic, que fue presidenta de AFEDES.

Angelina Aspuac: Y en el 2005 decidimos abrir la primera escuela de tejidos en Santiago y ahí fue donde aprendí. Varias de nosotras (…) de hecho todo el equipo de AFEDES (…) si está en AFEDES tiene que saber tejer. Y entonces entra un proceso de capacitación, no. Y en algún momento pasamos de ser alumnas en AFEDES. Y a partir de ahí, hay alrededor de más de 2,500 tejedoras que ahora hay en Santiago.

Narración: Mantener la escuela y trasladar el conocimiento a las nuevas generaciones, no dejar que los tejidos desaparezcan, es la tarea más importante para el Movimiento. Pero muy de cerca está, a mediano plazo, que se apruebe la Iniciativa 5247 y que se respeten los tejidos mayas.

Angelina Aspuac: Encontramos muchas injusticias e incluso algunos que eran delitos, pero en las leyes no son delitos, revisamos, iniciamos un proceso de investigación y nos armamos una pequeña estrategia política de revisar en las leyes en alguna parte donde hubiera protección de la indumentaria y sí hay un artículo constitucional donde habla del uso del traje indígena. Pero ahí se queda.

Narración: Encontraron un solo antecedente, en Panamá.

Angelina Aspuac: Pero encontramos que Panamá tiene su ley y ha ganado varios juicios. Hace poco le ganaron a Nike. Nike tuvo que retirar del mercado unos zapatos que hizo con la mola, que hacen los Cunas de Panamá. Y bueno nosotros con algunos antecedentes anteriores que hay en Panamá con este caso, dijimos, “O sea, que sí se puede”.

Narración: Para prepararse, el Movimiento revisó las leyes de propiedad intelectual de Guatemala, para verificar quiénes calificaban como autores. Con esa información, el Movimiento empezó a elaborar reformas.

Angelina Aspuac: Sí, desde un inicio un poco el reto encontrar abogados que entendieran un poco la dinámica y sí encontramos un equipo de abogados que entiende y sabe sobre los derechos colectivos de los pueblos indígenas.

Narración: Pero, así como encontraron aliados, encontraron, obviamente, oposición.

Angelina Aspuac: Pero también hay funcionarios terriblemente racistas y con una mente meramente empresarial, cuadrada, muy positivista, peor si son abogados, porque dicen, “Ah, pero eso que usted plantea es ilegal”, se supone que para eso se plantea una ley, para que regule esas cuestiones. Siento yo que bueno desde un inicio se partía de la idea de que como somos mujeres indígenas, somos ignorantes, de las leyes de todo el tema de propiedad intelectual, entonces ni siquiera nos escuchan

(AUDIO disertación Angelina ante Corte de Constitucionalidad)

 Narración: Pero persistieron y en el 2016, el Movimiento Nacional de Tejedoras fue a la Corte de Constitucionalidad. Lo que escuchan ahora es la disertación que tuvo Angelina en esa ocasión.

Pero respuesta de la Corte fue “no”. 

Narración: Cuando entrevistamos a Angelina, ella vestía un güipil verde con un corte negro. Este es muy sencillo, nos dijo. Y empezó a explicarnos elementos y significado. Nos dijo que cuando un güipil se extiende, de la abertura donde se introduce la cabeza, el bordado traza cuatro franjas que simbolizan los cuatro puntos cardinales, dos sobre los brazos, una sobre el pecho y una sobre la espalda. Cada pueblo utiliza diferentes elementos y figuras. Nos contó que Santiago usa quetzales u otras aves. Ellas lo ubican en el pecho o los hombros. En Santiago los güipiles hablan de la vida y la muerte, por eso en ellos verán huesos, también la luna y el sol. La blusa, digamos, es, el güipil. Y la falda, claro, es el corte o, para ellas, la morga. Las morgas antiguas tenían bordado 13 picos, que si los vemos parecen una sucesión de montañas, y esos trece picos representaban los trece meses del calendario maya. Al cinturón tejido que ajusta el güipil con el corte, ellas le llaman k’an, o serpiente, por su forma. Y sobre el k’an se plasman más quetzales. El tiempo de elaboración de un güipil —no solo el de Santiago, de cualquier región— es de entre dos a seis meses. Los güipiles son, pues, una combinación de historia, tradición oral y cultura, elaborados de forma cuidadosa y meticulosa. Y, sobre todo, recalca que los diseños varían de comunidad en comunidad, y por lo tanto, cada comunidad es dueña de sus diseños, de su propia historia en hilos. 

Angelina Aspuac: Pero nosotras queríamos ser justas, de acuerdo al costo de producción, más un 25% o 35% de rentabilidad, los textiles aumentaban un montón.

Narración: Por este tipo de trabajo, Angelina estima que una persona debería pagar 5mil quetzales.

Angelina Aspuac: y en ninguna parte de los mercados en Guatemala pagaban los huipiles lo que valía. Los costos eran altísimos. Nadie nos compraba.

Narración: Es por eso también que el Movimiento Nacional de Tejedoras quiere proteger el trabajo de las tejedoras, para legitimar el valor de los güipiles y que culturalmente se aprecie el cuidado y esfuerzo que va en cada uno de ellos. Por eso, a pesar del no de la Corte, el Movimiento sigue trabajando. Desde el 2018, el Movimiento prepara una ley específica acompañadas de una mesa técnica con representantes de varias instituciones y con el apoyo del Bufete para Pueblos Indígenas, quienes ya han trabajado casos sobre despojo de tierras y la criminalización de líderes comunitarios. 

Angelina Aspuac: Como dijo una compañera y voy a repetir sus palabras, para nosotros el tema de propiedad intelectual es una grosería. No debería de haber. De hecho, deberíamos de compartir todos los conocimientos, sin egoísmos, pero lamentablemente el mundo no funciona así, el mundo mercantil, todo se lo apropia, todo lo vende. Y ante esa problemática nosotros también tenemos que ver de qué manera nos protegemos y alegamos nuestros derechos como creadoras porque el mundo se los está llevando y además se los está quedando. Deberíamos nosotros, los pueblos, de imponernos frente a terceros, frente al mundo para defender nuestra tierra, nuestros ríos, nuestros textiles, y si la gente quiere hacer uso, o quiere lucrar sobre nuestras creaciones o sobre nuestras aguas, nos deberían de pedir permiso. No solo de llevarse las cosas.

Narración: Angelina y el Movimiento Nacional de Tejedoras esperan presentar una ley específica para la protección de los textiles mayas en abril de este año. Angelina está volcada hacia esta lucha. No admite ser llamada “representante” del movimiento, o “líder”. Ella es una parte, parte importante, claro, pero, según sus palabras, apenas una parte de esta lucha. Angelina aprende y teje, pero trabaja tiempo completo con el Movimiento y gestiona sus diferentes actividades. Nos cuenta que algunas tejedoras venden en el mercado los textiles que realizan con el apoyo del Movimiento. Otras los conservan, los hacen para ellas mismas y su familia. Pero incluso quienes tejen para sí mismas, muchas veces, venden su trabajo para tener un poco de dinero. Falta mucho para lograr el cometido de AFEDES y el Movimiento Nacional de Tejedoras, admite Angelina, incluso si la 5247 es finalmente aprobada. Falta que sepague el precio justo por su trabajo.  Sigue, Angelina, entre telar y telar, trabajando para que se aprecie el valor cultural de los tejidos, el la labor minuciosa y creativa que requiere una de esas obras llenas de historia, tradición e identidad.

 ***[Pausa de Radio Ocote]***

Narración: En marzo del año pasado asumió cargo la primera presidenta mujer de la Asociación Guatemalteca de Exportadores, AGEXPORT. Ella es Connie Beneítez de la Piedad de Paiz de 56 años y estará a cargo de la asociación hasta el 2021. Connie dirige la empresa PANIFRESH que provee pan y otros productos derivados del trigo a Centro América, México, Estados Unidos y el Caribe. Fue presidenta, además, de la Asociación de Gerentes de Guatemala. Connie ha ocupado puestos de toma de decisión y se ha destacado por sentarse en esas mesas ovaladas de hombres de negocios donde, usualmente, no hay mujeres. El comienzo profesional de Connie fue modesto.  Empezó en una pequeña panadería en la zona 1 capitalina, que fundaron sus papás en los años sesenta, la panadería Pan Europa.

Ilustración Maritza Ponciano

Connie de Paiz: Yo nací en la panadería, pues. Vivíamos dentro de la panadería, en medio de la panadería y yo las vacaciones normalmente trabajaba, me ponían a trabajar en panadería, lo que me gustaba. Entonces ahí fui subiendo de puesto, primero solo empacaba, cuando empacábamos todavía a mano. Después ya me pasaron a la tienda, que teníamos una tienda donde vendíamos pan y atendía a los clientes. No llegaba ni arriba del mostrador y ya atendía en (…) y después cuando ya era un poquito mayor ya me ponían en la caja.

Narración:  Connie fue criada para la independencia. Desde pequeña sus papás la convencieron de que podía ser lo que ella quisiera. La equidad era cotidiana.

Connie de Paiz: Y que lo que tenía era que aprender a trabajar, porque si no sabía trabajar podía llegar a hacer lo que uno soñara. Entonces en mi casa toda la vida vi trabajar a mi mamá y mi papá juntos. O sea, no era uno más que otro.

Narración: Cuando tenía 16 años, su papá Salvador Beneítez murió y su mamá, Consuelo de la Piedad se hizo cargo sola de Pan Europa.

Connie de Paiz: Realmente para mí no era una sorpresa porque mi mamá, toda la vida trabajó con él, entonces sí fue duro cuando nos quedamos solos. Sí le tocó duro porque en su época no era tan fácil, todavía mucho más difícil que en esta época. Pero por eso la admiro tanto, porque le costó muchísimo sacar adelante la panadería y le tocó una época muy dura, porque fue cuando se abrió todo el mercado y cuando la globalización y le tocó la entrada de Bimbo.

Narración: Antes de la entrada de Bimbo a Guatemala, en los años setenta, el mercado local de trigo era dominado por panaderías. Pero luego, cuando Bimbo se instaló en Guatemala, muchas, cuenta Connie, cerraron. Se avecinaba el fin para los fabricantes artesanales. El gigante del pan, de origen mexicano, llegó al país con tecnologías avanzadas, procesos más ágiles y máquinas nuevas que producían en masa. Las pequeñas panaderías no podían competir y muchas cerraron. Pero Pan Europa sobrevivió y prosperó. Cambió su forma de trabajo. Aquel espíritu de reinvención y sobreviviencia de Pan Europa inspiraría, décadas después a la empresa de Connie, PANIFRESH que es proveedora de pan a restaurantes de comida rápida como McDonald’s y Burger King, entre otros. La tenacidad la aprendió de su mamá.

Connie de Paiz: Entonces ella fue la que me enseñó a hacer todo, pues. Desde chiquita me enseñó a trabajar. Toda la vida me dijo que uno puede hacer lo que uno quiera y lo que uno sueña y que uno tiene que soñar en grande.

Narración: Y esa convicción fue reforzada por sus maestras en el colegio.

Connie de Paiz: Yo estudié en el Colegio Belga y las monjitas eran maravillosas. Ellas. Yo me acuerdo de una de las monjitas, la hermana Raquel que nos decía, “Mijas, hay que ser mansas, pero no mensas”.

Narración: A pesar de haber crecido en espacios privilegiados en los que ser mujer no era un obstáculo para realizarse, ella ha tenido que enfrentarse al machismo. Cuando Connie iba a la panadería de sus papás, algunos panaderos le gritaban, le chiflaban. Ella los confrontaba. Y cuando ella junto a su esposo, Juan Carlos Paiz, fundaron PANIFRESH, en 1992, Connie quería asegurarse que este fuera un espacio seguro para las mujeres.

Connie de Paiz: Nosotros nos costó mucho que ese tipo de cosas se terminaran de hacer en la panadería, pero realmente lo que hay que hacer es cero-tolerancia a ese tipo de cosa y reglas claras dentro de la empresa. Te puedo decir que tal vez hemos tardado con mi esposo, tal vez unos diez años en lograr que se volviera la panadería un lugar que, de veras, es imposible que te pase una cosa así, porque saben que en ese momento está despedido. Y nosotros tenemos una empresa donde se trabaja de día y de noche y hay mujeres en los turnos. Entonces nosotros necesitamos que esas prácticas, sean cero.

Narración: PANIFRESH emplea a más de 700 colaboradores. PANIFRESH distribuye pan a McDonald’s, Burger King y Taco Bell. En algún momento incluso le vendió producto a Bimbo, la misma empresa que por su amplio trabajo amenazó con hacer quebrar el negocio de su madre. En el 2018 la Asociación de Gerentes de Guatemala la nombró la Gerente del Año, por su trabajo en PANIFRESH. Connie es también presidenta de la organización Voces Vitales, que busca impulsar el desarrollo económico en comunidades; y también fue presidenta de la Asociación de Gerentes de Guatemala, AGG. Todo esto es el resultado de amplia experiencia en negocios y exportación. Por su participación en AGG, el ingeniero Rolando Paiz la invitó a formar parte de la Junta Directiva de CentraRSE, el Centro para la Acción de la Responsabilidad Social Empresarial en Guatemala. Luego, el actual Ministro de Economía, Antonio Malouf, quien fue presidente de AGEXPORT del 2017 al 2019, invitó a Connie a ser su vicepresidenta. En marzo del año pasado Connie asumió el cargo, convirtiéndose así la primera mujer presidenta de AGEXPORT (SILENCIO). Connie, a pesar de su fortaleza y seguridad, es modesta.

Connie de Paiz: Y realmente aquí AGEXPORT tiene un equipo maravilloso y el grupo de empresarios que están en la Junta Directiva. AGEXPORT además tiene la ventaja que tiene 27 Juntas Directivas abajo. Y ellos son los que hacen el trabajo, ellos son los que piden qué es lo que necesitan, ellos son los que están moviendo cada uno de sus sectores y el trabajo de uno realmente es solo coordinar. Y lo mismo en mi empresa, les digo que yo soy como la que estoy solo viendo, dirigiendo la orquesta y que los que realmente tocan son ellos.

Narración: Pero no deja de resaltar la importancia de tener más mujeres en las directivas de las empresas guatemaltecas. Estos puestos han sido históricamente otorgados por hombre para hombres. Nuestra periodista Carmen Quintela, en una investigación hecha para Plaza Pública en el 2017, encontró que desde 1921, apenas 55 mujeres habían tenido lugar en las cámaras más importantes del país—como el CACIF, la Cámara del Agro, la Asociación de Azucareros y la AGEXPORT, entre otras. 55 mujeres frente 977 hombres. Poco más del 5 por ciento. 

Connie de Paiz: Yo creo que los hombres y las mujeres somos personas diferentes. O sea, cada uno tiene maneras de pensar y de ver las cosas diferentes. Y creo que el complemento, de esas dos maneras de pensar, hace algo perfecto. A veces cuando estamos en las juntas directivas, todos están pensando una cosa y yo estoy pensando otra. Entonces ese complemento es muy importante. Entonces creo que al no (…) que las mujeres no participen en esos espacios se pierde la opinión de la mitad de Guatemala. Porque somos el 51% de la población de Guatemala.

Narración: A pesar de haber crecido en un país tan conservador y machista, como lo es Guatemala, y a pesar de desarrollarse en un medio tan competitivo, dominado por hombres, Connie dice nunca haberse sentido discriminada por ser mujer. Ni en la AGG, ni en AGEXPORT y mucho menos en PANIFRESH.

Connie de Paiz: Yo siempre he pensado que yo puedo entrar en cualquier lugar y puedo dar mi opinión, entonces yo personalmente, nunca he tenido un lugar donde no me escuchen, donde he ido. Normalmente como decía mi mamá que yo era muy opinionada y la verdad es que sí. Me enseñaron a dar mi opinión y, entonces, hablo cuando tengo que decir algo, si no me da pena hablar. Pero sí cuesta. Yo sí he escuchado a muchas de las otras mujeres que les cuesta mucho adaptarse a los espacios. Las mujeres lo que pasa es que nos da como miedo porque uno no conoce de qué es estar en una junta directiva, en un CACIF, o en un AGEXPORT, llevando AGEXPORT. Pero lo que yo les digo es que uno aprende llegando. Y haciendo las cosas porque los hombres también llegan y llegan en la misma, con la misma posición que no conocen cómo es una junta directiva.

Narración: El sector empresarial sigue siendo conservador, asegura Connie. Admite que cada vez ve a más mujeres empresarias. “Que vienen pisando fuerte”, dice la empresaria. Dice que no hace falta motivarlas. Hace falta estimular al sector empresarial, que este empiece a abrir espacios para jóvenes.

Connie de Paiz: Como estamos haciendo aquí, abriéndoles espacios a ellos para que participen, porque sí realmente no les abres espacios y no les dices, “Bueno, aquí puedes participar”, (…) las cámaras hay que modernizarlas, hay que la tecnología, ya está entrando en las cámaras, entonces ya el CACIF ya tiene su CACIF joven. Ya están trabajando.

Narración: Connie de Paiz no ha tenido reparo en posicionarse políticamente, conformó junto a otros empresarios y personas de la sociedad civil el Frente Ciudadano contra la Corrupción. Ahora lleva un año como presidenta de AGEXPORT. Prometió trabajar en la competitividad del país, en la innovación, en fortalecer el brazo social de la asociación y en abrir más espacios para mujeres y jóvenes. En entrevista con Prensa Libre el año pasado dijo, “cuando me vaya, espero que la junta directiva esté llena de mujeres”. Y en otra entrevista, con el sitio web Empresas y Negocios, dijo, “necesitamos que Guatemala se llene de mujeres en posiciones clave para el desarrollo”.

Connie de Paiz: Creo que un ejemplo para las niñas de Guatemala que necesitamos más mujeres en estos puestos. Yo lo hago por mis hijas, tengo dos hijas, una de ellas ya está trabajando con nosotros en la empresa y yo sí creo que ellas ya vienen con otra manera de pensar, la generación de los millienials ya no tienen los mismos problemas que tuvimos nosotros como mujeres. Nosotros tuvimos unas generación en la que todavía los papás pensaban que no teníamos que trabajar, sino que cuidar a los niños.

Narración: ¿Recuerdan? ¿Justo lo mismo que le pasó a Carmen Salguero, la primera recia de este episodio?  

Connie de Paiz: Esa cultura que había en ese momento sí cuesta romperla y por eso cuesta mucho también que las mujeres de mi edad quieran llegar a estos puestos y romper esos estigmas. Pero las jóvenes ya vienen de otra manera, entonces yo creo que cuando ellas vean ejemplos de que sí hay una mujer en la Junta Directiva lo ven como una aspiración.

Narración: Ella también ha tenido mujeres que la han inspirado.

Connie de Paiz: Ah yo veo a Fany Estrada como alguien que ha abierto brecha en Guatemala. Ella es AGEXPORT pues es una, aquí es el auditorio se llama Fany Estrada, ella está aquí desde que comenzó AGEXPORT, creo que ella me, no solo me inspira sino me apoya todos los días a poder hacer este trabajo. La verdad que en el ámbito empresarial está Doña Yolanda de Cofiño, es una mujer impresionante que ahorita ya está un poco retirada, pero ella ha hecho cosas increíbles acá en Guatemala, ella fue a la que le dieron el premio por crear la cajita feliz. Realmente es una mujer increíble. La señora de Bosch que hace tanto trabajo también por Guatemala, o sea, hay mujeres aquí en Guatemala que realmente uno las mira y dice, wow, porque son de otra época, todavía que la mía, y han se han abierto camino.

Narración: Y rinde tributo a su mentora, y a su inicio en la pequeña panadería en la zona 1. 

Connie de Paiz: Mi mamá es alguien a quien quiero mucho y la admiro, fue la que ella no llegó a ninguna cámara, pero ella trabajo toda la vida, tiene 95 años y la verdad es que le tocó trabajar sola porque mi papá murió cuando yo tenía 16 años, ella sacó adelante la panadería. Entonces ella fue la que me enseñó a hacer todo, pues. Desde chiquita me enseñó a trabajar. Toda la vida me dijo que uno puede hacer lo que uno quiera y lo que uno sueña y que uno tiene que soñar en grande. Si alguien me enseñó a trabajar fue ella.

Narración: Son decenas, cientos, miles de mujeres las que trabajan, y mucho. Hace falta tiempo, y luchas, para que se reconozcan sus méritos y sus aportes. Empezando por el trabajo de cuidado, el trabajo en casa, que no es remunerado y que tiene un valor fundamental en las economías del mundo. O el rol de las trabajadoras domésticas, tan poco valorado y con serias violaciones a los derechos laborales… Pero allí siguen ellas, como tantas otras, Carmen Salguero Boror, Angelina Aspuac Con, Connie Beneítez de Paiz, con férreas convicciones sobre la ética del trabajo. Mujeres que buscan su independencia económica, pero a la vez se apropian de la responsabilidad de ser eslabones entre sus mentoras y otras mujeres más jóvenes que caminan sobre la brecha que ellas abren.


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