Circulan contenidos que indican que las vacunas contra el COVID-19 causan autismo. Esta narrativa es recurrente también con las vacunas infantiles. Sin embargo, no hay ninguna evidencia científica de ello. …
En resumen
- No hay evidencia científica que relacione las vacunas con el autismo.
- El origen del mito fue un fraude publicado por Andrew Wakefield en 1998.
- Las vacunas son eficaces y salvan entre 2 y 3 millones de vidas al año.
Circulan contenidos que indican que las vacunas contra el COVID-19 causan autismo. Esta narrativa es recurrente también con las vacunas infantiles.
Sin embargo, no hay ninguna evidencia científica de ello. Las vacunas pueden tener algunos efectos secundarios que en la mayoría de casos son leves y poco duraderos. Pero el autismo no se encuentra entre ellos.
«A algunas personas les preocupa que el trastorno del espectro autista (TEA) pueda estar relacionado con las vacunas que reciben los niños, pero los estudios han demostrado que no existe ningún vínculo entre vacunarse y desarrollar TEA», afirman los CDC, encargados del control de enfermedades en Estados Unidos.
Pero, ¿cuál es el origen de esta desinformación antivacunas?

El culpable: Andrew Wakefield
Andrew Wakefield pasará a la historia como uno de los nombres más infames en la historia de la ciencia por poner en marcha una desinformación extremadamente dañina con la intención de obtener dinero.
En 1998 –el ya excirujano e investigador– publicó un artículo en la revista The Lancet, en el que relaciona la vacuna contra la triple viral o vírica (sarampión, rubeola y paperas) con la aparición de autismo. También con problemas intestinales.
La afirmación creó pánico. Investigadores de todo el mundo cumplieron con uno de los requisitos de la ciencia: replicar y obtener los mismos resultados del científico.
Pero el resultado no coincidió en este caso. La relación no se hizo visible en ningún otro experimento. Tras varios años la sospecha se mantuvo.
En 2004, una investigación periodística en el Sunday Times destapa que Wakefield tenía graves conflictos de interés económico al momento cuando hizo su publicación.
Los coautores del estudio retiran su firma y Wakefield se queda solo con sus afirmaciones. Las mismas se mantienen y son reproducidas por mucha gente que oyó la desinformación, pero no su puesta en duda y menos su desmentido.
Accionan contra Wakefield
La comunidad científica tomó medidas. El Consejo Médico General de Reino Unido abrió una investigación contra Wakefield y dos de sus colegas.
Esto por sus conflictos de interés no revelados en su momento, pero también por la falta de ética de sus investigaciones. Esto debido a que sometió a niños con autismo a procedimientos dolorosos e invasivos innecesarios.
El 28 de enero de 2010, un tribunal compuesto por cinco miembros del Consejo Médico General halló probadas las acusaciones contra Wakefield.
The Lancet retiró su artículo y publicó una retractación explicando que los datos habían sido falsificados. Wakefield perdió su licencia para ejercer la medicina.
Un año después caía la última piedra del complejo fraude elaborado por Wakefield: un artículo y un editorial publicados en el British Medical Journal explicaba que el ya exmédico pretendía lucrar con el pánico creado a partir de sus revelaciones.
@farmatiks Las vacunas NO producen autismo y aquí te dejo pruebas con evidencia 👌 La posición de Donald Trump sobre las vacunas infantiles es una auténtica aberración, ¡y no tiene base cie ntífi ca! 🤯 En este vídeo te explico por qué el bulo de que las vacunas causan autismo es completamente falso. Pero… ¿de dónde viene este mito que salta a la palestra cada poco tiempo? Pues de un estudio fraudulento realizado en solo 12 niños. Desde entonces, numerosos estudios han demostrado que no hay relación entre las vacunas y el autismo. De hecho, investigaciones con más de 650,000 niños han confirmado que la frecuencia de autismo es la misma en vacunados y no vacunados. Te lo dejo aquí por si quieres ver más 👉 *Measles, Mumps, Rubella Vaccination and Autism: A Nationwide Cohort Study* (Annals of Internal Medicine) [Enlace al estudio](https://www.acpjournals.org/doi/10.7326/M18-2101) Entonces, ¿por qué parece haber más casos de autismo? La respuesta está en el aumento de diagnósticos y la mayor edad de los padres. ¡No te dejes engañar por los bulos! 🤔 Te dejo también el estudio para que veas el calibre de la muestra y del método empleado: 2. *Revista Mol Psychiatry* (2015), Sandin et al. 🔍 Sígueme para más contenido veraz sobre salud y medicina. 🥰 #A#Autismov#vacunam#medicamentosd#desinformacionb#bulov#vacunacion#farmaceutica ♬ sonido original – Farmatiks
Para lograrlo, en su momento Wakefield creó una empresa que realizase análisis médicos para procedimientos legales iniciados por todos aquellos padres convencidos de que las vacunas habían enfermado a sus hijos.
Pero tras las retractaciones y rectificaciones miles de personas en el mundo ya creían las mentiras de Wakefield.
Las tasas de vacunación bajaron en Reino Unido del 91% en 1996 al 80% en 2003/2004, según The Health Foundation.
Y la tesis de que las vacunas son peligrosas se extendieron poco a poco por el resto del mundo, afectando no sólo a la triple viral, sino a toda la vacunación en general.
Las vacunas salvan vidas
Las vacunas son, junto con los antibióticos, los antisépticos hospitalarios y la generalización de la sanitización del agua, uno de los métodos más eficaces para salvar vidas.
Lo demuestran todas las estadísticas que recogen que en el lugar donde se vacuna de una enfermedad, desciende el número de víctimas a su cuenta.
Aquí hay algunos datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS):
- La vacunación salva entre 2 y 3 millones de vidas cada año, especialmente de la tos ferina, el sarampión, el tétanos y la difteria.
- Si la cobertura de vacunación se expandiese, se podrían salvar 1.5 millones de vidas más cada año.
- Gracias a campañas de vacunación exitosas se erradicó la viruela y otras enfermedades están en camino de desaparecer, como la polio.
- Otras enfermedades dan ahora menos miedo que antes gracias a las vacunas. La mortalidad por el sarampión, por ejemplo, ha disminuido un 79% entre 2000 y 2015, y ha desaparecido totalmente del continente americano.
Como señalan varios estudios y autoridades sanitarias las vacunas contra el COVID-19 también son efectivas y reducen el riesgo de enfermedad grave, hospitalización y muerte por esta enfermedad.
En 2023, sólo en EE.UU. hasta el 2 de diciembre, se reportaron unos 65,367 fallecimientos, frente a los 255,600 de 2022 y los 469,966 de 2021, según datos de los CDC.
Pero ¿y el autismo?
Un argumento frecuente de la corriente antivacunas es que los casos de autismo se han disparado en las últimas décadas. Las mismas en las que se han generalizado y sistematizado los calendarios de vacunación.
La respuesta llega de una de las máximas de la investigación científica: correlación no implica causalidad.
Es decir, que dos cosas estén ocurriendo a la vez no significa que están relacionadas una con la otra.
Eso es precisamente lo que está ocurriendo aquí: la extensión de la vacunación y el aumento de casos de autismo están ocurriendo a la vez, pero no están relacionados.
La razón detrás de la subida de los casos de autismo es, en realidad, mucho más sencilla.
Entre los años 40 y 60 del siglo pasado comenzó a estudiarse el autismo desde el punto de vista científico, y se ha avanzado mucho desde entonces, especialmente en las últimas décadas del presente siglo.
A principios de los 80 se empezó a dejar de hablar clínicamente de autismo para referirse a trastornos del espectro autista. Esto amplía la definición y los requisitos para considerar a un niño paciente de este trastorno.
Hay más diagnósticos
Además, han mejorado mucho la concienciación y las técnicas de diagnóstico.
Personas que antes padecían este trastorno mental podían ser diagnosticadas de algo diferente porque se sabía menos sobre sus síntomas y sus variaciones.
De esta forma, hay más personas diagnosticadas por la enfermedad, lo que hace parecer que es más común. Sin embargo, lo que ha cambiado es su definición y no su frecuencia.
El autismo es tan frecuente como siempre, solo que antes quedaban fuera de la definición y del diagnóstico personas que ahora lo son con más precisión.
Si quieres leer más sobre la desinformación sobre las vacunas te recomendamos este reportaje en la revista Time.
En él se explica cómo ha perdurado el mito de las vacunas y el autismo y qué haría falta a día de hoy para proteger a los niños y sus familias de él.
Si quieres una explicación sobre por qué la vacunación es importante a pesar del mito del autismo, echa un vistazo a este video de los humoristas americanos Penn&Teller.
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