Entre la diversidad de mascarillas que circulan en el mercado, algunas cuentan con válvulas que funcionan para que el aire salga y sea más cómodo portarla. En esta nota verificamos su objetivo y qué tan recomendables son para utilizar durante la pandemia de la COVID-19.
En Guatemala, y otros países del mundo, desde que empezó la pandemia del coronavirus, el uso de mascarillas o respiradores en espacios públicos es una medida obligatoria para la población. De tal manera que la oferta es innumerable. Ante la confusión sobre cuál es la más adecuada, una lectora de Fáctica nos preguntó en redes sociales sobre la mascarilla con válvula y cuál es su efectividad y si provee más beneficios que las otras.
Dalia Lau Bonilla, doctora en biología molecular y especializada en microbiología, explica que este tipo de mascarillas protegen a la persona que la utiliza, “pero no nos protege a los demás, porque sí filtran el aire que inhala, pero a través de la válvula sale el aire que la persona emite”, explica.
Según 3M, una de las empresas más grandes que fabrica mascarillas para personal sanitario, trabajadores de minería o agricultura, describe el funcionamiento de las mascarillas sanitarias desechables, con válvula, como una forma eficaz para eliminar la acumulación de calor, aportar frescura y comodidad al expulsar el aire exhalado.
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Es decir, que los diferentes tipos de válvula permiten que las personas respiren con mayor comodidad; sin embargo, este tipo de mascarilla no retiene el aire que se expulsa. “Existen diferentes tipos de válvulas. Algunas sí retienen las partículas expulsadas, pero otras no tanto. Hace falta investigación en este tema”, opina el infectólogo pediatra Carlos Grazioso Aragón, quien trabaja en el Hospital San Juan de Dios.
En una verificación realizada por el medio español Maldita.es, Fernando Usera Mena, investigador del Servicio de Bioseguridad del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) explica el objetivo de las mascarillas con válvulas como un elemento para producir menor fatiga a la persona que la porta. “Se utilizan en laboratorios de bioseguridad… cuando no te quieres contagiar con el material biológico de riesgo que estás utilizando”, dice.
Filtran el aire que ingresa a la mascarilla y por tanto protege a la persona que la porta, como menciona Lau Bonilla, pero no sucede de la misma forma con el aire que sale de la mascarilla. “Mejora la función respiratoria, o sea, sacar el aire y pueden ser buenas para quienes se les dificulta mantener una respiración adecuada, pero son más recomendables, para esta pandemia, las que no tienen válvula. Así nos aseguramos de protegernos nosotros y de proteger a los demás”, dice Grazioso.
Debido a que el virus que produce la COVID-19 se propaga a través partículas que expulsa una persona contagiada a través de la boca o la nariz, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso de mascarillas médicas hechas con un mínimo de tres capas de materiales sintéticos no tejidos, pues reducen la cantidad de gotículas respiratorias expulsadas por el portador.
Aunque la OMS no tiene una declaración oficial respecto a las mascarillas con válvulas, sí recomienda a través de su sitio web, las mascarillas higiénicas de tela con la siguiente composición:
- Una capa interna de material absorbente como el algodón.
- Una capa intermedia de material no tejido como el polipropileno.
- Una capa exterior de material no absorbente, como el poliéster o una mezcla de poliéster.
El uso de mascarillas médicas lo recomienda únicamente para trabajadores sanitarios; personas con síntomas compatibles con la COVID-19, incluidas aquellas con síntomas leves; personas que cuidan a casos sospechosos o confirmados de esta misma enfermedad; personas mayores de 60 años y personas con enfermedades subyacentes.
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