#COVID-19
Hablamos de salud mental con Carmen Lucía Cordón
Por:

La psicoterapeuta Carmen Lucía Cordón respondió a través del Facebook Live organizado por Agencia Ocote a las preguntas que nuestros lectores tenían acerca la salud mental en estos tiempos de incertidumbre provocados por la pandemia de la COVID-19. Aquí hacemos un recopilatorio de sus respuestas.


En estas semanas de incertidumbre y de angustia es muy necesario —más de lo habitual— hablar de la salud mental, de cómo nos afecta emocionalmente lo que sucede. 

Son tiempos de muchas dudas y la psicoterapeuta Carmen Lucía Cordón  respondió varias de ellas. A través de un Facebook Live organizado por Agencia Ocote, las personas que asistieron al encuentro virtual plantearon varias consultas. 

Cordón recordó al inicio de la charla que ahora que “estamos en una situación en la que jamás en la vida habíamos estado antes, lo que quisiéramos es respuestas, saber qué podemos hacer para manejar nuestra salud mental”. 

“Lamento decirles que no tengo respuestas específicas —aclaró desde el inicio—.  Este es un camino sumamente personal. Estamos buscando todo el tiempo recetas y artículos que nos digan qué hacer y lo que tenemos que entender es que tenemos una historia personal que va a registrar los eventos que estamos viviendo en este momento de maneras muy particulares”.

“No tratemos de ver al vecino, cómo está haciendo él estas cosas, porque muchas veces partimos de pensar que los demás saben mejor que nosotros cómo hacerlo”, añadió. “Tratamos de reproducir estos modelos y lo que nos pasa es que simplemente nos da ansiedad, porque no son modelos creados desde nuestro autoconocimiento”.

Cordón explicó que “sabemos que estamos ante incertidumbre, ante cambio, y eso nos hace generar escenarios, porque la mente necesita encontrar sentido. Estos escenarios generalmente son caóticos, magnificados. Tendemos a ver el futuro como algo peor de lo que podrá ser y esa es nuestra mente tratando de protegernos, tratando de decir: preparate para el peor escenario. Y como están magnificados, estos escenarios nos producen una ansiedad anticipatoria”.

La psicoterapeuta recomendó lo siguiente: “Nosotros ya estuvimos ante situaciones difíciles antes en la vida. Ya hemos estado ante la incertidumbre, ante la pérdida. Tenemos que tratar de recordarnos de nuestros propios recursos. ¿Qué hemos hecho anteriormente para lidiar con estas situaciones?”. 

“Tenemos que estar también conscientes de nuestras propias debilidades. ¿Cuáles son estos vicios? ¿Cuáles son estas maneras en que tendemos a enfrentar de manera malsana, digamos, las dificultades? ¿Cuáles son estas formas en que queremos anestesiarnos el sentimiento, distraernos del dolor? Ys estar pendientes, porque esas son cosas en las que podemos caer en estos momentos. Y esas son cosas particulares. Cada quien tenemos fortalezas y cada quien tenemos debilidades y vicios particulares en los que tenemos que estar conscientes. Es una época en la que tenemos que estar conscientes de nosotros”, concluyó, antes de dar paso a las preguntas. 

¿Se recomienda tener una rutina diaria?

Es la recomendación número uno que nos dan. Sin embargo, yo les diría que empecemos a entender si nosotros funcionamos con el modo de rutina. Si eso es algo que a nosotros nos ha creado la sensación de estructura. Lo que tenemos que tratar es de traer a nuestra nueva normalidad todo aquello que sepamos con anterioridad que nos funciona. 

Una rutina sirve para lidiar con la falta de sensación de control que tenemos en este momento. Con esta rutina podemos saber qué va a pasar en este día. Hay un concepto que es compartimentalizar. Que significa entender que va a haber un momento en el día para cada cosa y vamos a poder estar ahí, presentes en cada uno de estos compartimentos. 

¿Cómo no caer en la sobreinformación?

Estamos en un momento en el que por la incertidumbre, queremos estar todo el tiempo informados. Y es necesario estarlo. Queremos saber cuáles son las nuevas medidas que da el presidente, qué ha pasado en Europa, qué está pasando en Estados Unidos… Creemos que con esta información vamos a tener escenarios y a tener más control.

Pero la falta de estructura permite que esta información esté permeándose durante todo el día, como una gota constante en nuestro cerebro. Y nuestro cerebro no sólo está procesando la actividad en la que estamos presentes, sino los escenarios que hacemos con cada nueva noticia. 

Mi recomendación sería que tratemos de relegar el momento de buscar información para un cierto momento del día y que no tengamos que estar separando nuestra atención en diversas cosas. 

Tenemos que filtrar también qué tipo de información entra. Hay informaciones que son pesimistas, amarillistas y tenemos que tener cuidado porque nuestro cerebro está diseñado para recibir información y tratar de darle sentido. Si estamos metiendo información basura, estamos haciendo que nuestro cerebro trabaje sobre cosas que no son útiles.

¿Es recomendable que uno se arregle? A veces uno por estar en la casa se acomoda y se queda en pijama. 

Los primeros memes que circularon eran porque todos estábamos felices de tener una reunión con una blusa y la pijama por debajo. Sin embargo, nos damos cuenta de que hay una necesidad de sentir un cambio durante el día, de partir los elementos de nuestro día de formas distintas para darnos diversidad.

Si nosotros pasamos en pijama todo el día, lo que hacemos es mandarle al cerebro el mensaje de que no hemos terminado de levantarnos, de que no hemos empezado el día. Mi recomendación es que, para ir compartimentalizando, tratemos de generar rituales y que cada uno esté compuesto por un principio y un fin. Que nos dé esta sensación de movilidad dentro de un encierro en donde tenemos pocas libertades, pocos límites y poca separación. 

¿Cómo equilibrar casa, trabajo, hijos y homeschool sin morir en el intento y no fallar?

Una de las autoras que más me gusta leer se llama Esther Perel y ella hacía referencia a que todos nuestros roles están sucediendo en el mismo lugar. Estamos madres, hijos, empresarias, profesionales, amas de casa… Todos nuestros roles en conjunto. Y todo eso en el mismo espacio. Muchas veces en la misma silla, con el mismo fondo detrás. 

Y eso es demasiado. Hay que buscar estar en las tareas poniendo límites. Poder establecer dentro de la casa, de las relaciones con otras personas, que en tal horario vamos a estar ejerciendo nuestro rol de madre, de empresaria, para que podamos estar en una cosa a la vez. 

Mi mantra en estos tiempos ha sido: “Estoy aprendiendo sobre la marcha. No tengo por qué saberlo todo”. Es un buen momento para saber que estas exigencias de perfección no son posibles en este momento. Para ser amables con nosotros y decir: “Ok, esto es algo nuevo para mí, y cuando estoy aprendiendo algo nuevo me puedo autorizar a cometer errores, a no ser perfecto”. 

No nos dieron tiempo para planear este asunto. De un día para otro nos dijeron: “Quédese en su casa y ahí va a tener que hacer absolutamente todo”. 

¿Cómo mantener la armonía en las relaciones con las personas con las que convivimos?

Definitivamente los retos ahorita están en cómo dividimos las tareas, respetar los ritmos y los estilos diferentes. Y esto nos lleva a una cosa que es muy importante. Todos tenemos diferentes estilos de afrontamiento. Hay personas que ante el miedo, ante la ansiedad, son pragmáticos. Se dedican a hacer una lista de cosas que van a hacer y con esta lista se ocupan y es su manera de lidiar con su ansiedad. 

Hay otras personas que necesitamos hablar de los sentimientos, articular las emociones, conectarnos con qué es lo que está sintiendo nuestro cuerpo. Qué estamos pasando en estos momentos. 

Para una persona que necesita articular sus emociones, la persona pragmática le va a parecer fría. Y a la otra persona le va a parecer una pérdida de tiempo que alguien necesite hablar de sentimientos, escuchar, poner en palabras… 

No es un momento para decirle al otro cómo tiene que sentir. Cada uno de nosotros va a tener que conectarse con esta forma que tiene de lidiar con el estrés y la incertidumbre. Y lo que tenemos que entender es que debajo de cada una de las estrategias de afrontamiento, lo que hay es miedo, sensación de pérdida, de carencia. Para poder convivir es importante tener mucho respeto por las maneras distintas de manejar la ansiedad. 

Otra de las cosas que me parecen básicas para la convivencia son los límites. Si algo perdimos en este momento fue nuestra privacidad. Vamos a estar conviviendo con personas a las que amamos, o tal vez amamos pero no toleramos, nos cansan, nos tocan los nervios. Y poder definir con anticipación cuáles son los límites que uno necesita es básico. 

Límites para la soledad, para los tiempos de uso de las cosas en la casa, de los espacios… Es importante entender que hay personas que van a ser más pesimistas, que van a estar todo el tiempo ocupándose de los peligros, de qué es lo que nos puede pasar ante esta situación y otras personas que van a ser optimistas. Van a querer ver la esperanza, la posibilidad. Su discurso es que este es el momento en que vamos a descubrir nuestro ser interior y realizarnos como seres humanos. No podemos imponerle a la otra persona que mire las cosas con la perspectiva desde que nosotros las vemos. 

Tan necesaria es la esperanza como la mirada hacia la posibilidad de la pérdida. Si pudiéramos, dentro de nuestro sistema, honrar la manera en que cada uno de nosotros se relaciona con estas situaciones, vamos a encontrar un sistema más rico, que se alimenta tanto de la posibilidad de ver esperanza, como de la necesidad de cuidarse y ver los riesgos. 

¿Cuáles son los síntomas normales que deberíamos tener durante el encierro y cuándo deberíamos preocuparnos? ¿Qué se debe hacer si se empiezan a tener pensamientos negativos y frustrantes cada vez más constantes? 

Ahora lo que vamos a entender es que estamos ante una situación de cambio. Y uno de los artículos que he leído que me ha parecido más atinado en relación a esto, es la manera en la que esto representa para todos es una especie de duelo, una pérdida. Y los duelos son diversos. Es posible que tengamos una sensación de pérdida por nuestro trabajo, por nuestra libertad de movernos, de salir, de respirar, por nuestros encuentros con otros, por la normalidad. Y ante esta sensación de duelo creo que tenemos que poder nombrarlo para poder lidiar con él. 

Nombrarlo quiere decir entender cómo cada uno estamos viviendo este duelo. No va a ser la misma forma para todos. Y como ante todo duelo, vamos a poder estar en negación. Hemos visto que hay una serie de personas que dicen: “Este virus no existe, no es tan mortal, están exagerando…”. Otras que simplemente pensaron: “Esto no va a venir acá, no nos va a alcanzar”. 

La negación es una manera de lidiar con esto. Es una de las etapas del duelo, que no siempre son lineales. Podemos estar enojados, sentir que estamos negociando con la situación, pasar por momentos de tristeza. 

Lo ideal es que en algún momento lleguemos a la aceptación de todas las cosas que no están bajo nuestro control en este momento. Y después de la aceptación, puede venir la búsqueda de significado. La sensación de que hay algo a lo que le podemos dar sentido de esta experiencia. Una manera de entrar en contacto con nosotros y tratar de buscar un significado. Estas son maneras normales de sentirse. 

Nos tenemos que preocupar cuando este nivel de tristeza, de negación, de ansiedad, empiece a ser disruptivo para que podamos tener relación con otros, para que podamos encontrar maneras de buscar bienestar. Cuando dentro de la balanza todo a lo que tenemos acceso tiene que ver más con nuestra sensación de tristeza o de enojo que con nuestra capacidad de buscar y sentir placer, yo diría que tenemos que preocuparnos. 

¿Qué hacer? Tenemos que cuidar cosas básicas. Vamos a ir en una pirámide. Vamos a entender que dentro de nuestras necesidades básicas tenemos que saber que nos estamos alimentando bien, que estamos durmiendo bien. Son cosas básicas, pero son pasos esenciales para poder acceder a otros niveles de bienestar. He escuchado de personas que están teniendo problemas para dormir. Tiene que ver con la poca movilidad, con el hecho de que nuestro cerebro está trabajando a mil revoluciones, que nuestro cuerpo no se está moviendo… 

Ojo con las pantallas. Nuestro trabajo, nuestro contacto social, nuestro entretenimiento: todo pasa por pantallas y sabemos que el exceso de la estimulación en términos de pantallas y tecnologías nos deja el cerebro cansado, irritado. Les recomiendo por lo menos una hora antes de ir a dormir, no tener el estímulo de la luz, de la pantalla, porque le estamos mandando mensajes contradictorios al cerebro.

Después de estos niveles básicos, necesitamos tener un grupo de apoyo. El ser humano es un ser gregario. Necesita sentirse conectado. Y es mucho más difícil para las personas que viven solas. Necesitamos sentir que tenemos una red de apoyo. Esta sensación de pertenecer, de que estamos con más personas es súper necesaria.

Ya hablamos de rutina, de la necesidad de compartimentalizar. Hay muchas personas que acuden a la meditación como una manera de resetear su mente. La mente está recibiendo constantemente estímulos y creando escenarios, y nos lleva a lugares en donde estamos en todos lados menos en el presente. La meditación es un excelente recurso. Hay muchas maneras de hacerlo sin ser profesional. Hay un montón de aplicaciones donde podemos hacer meditaciones guiadas y es una buena manera de mantenerse en el presente. 

¿Cómo hacer para trabajar el miedo de volver a relacionarse con los demás? ¿Por qué el temor se respira cuando andamos en la calle? ¿Cómo recuperar la confianza?

Es una pregunta que me he hecho a mí misma. Cuando salgo puedo ver a las personas tratando de evitarme y hago el esfuerzo consciente de hacer un contacto visual, tratar de sonreír bajo la mascarilla… Porque me parece que corremos el peligro de estar construyendo una sensación de desconfianza de que el otro puede ser el que me contagie, el que me enferme. 

Necesitamos más espacios como estos para hablar de estas preocupaciones. El otro no puede ser dibujado como el irresponsable que está haciendo todo esto. Tenemos que tener responsabilidad sobre la empatía que vamos tejiendo y entender que cada una de las personas que está ahí afuera está pasando por primera vez exactamente lo que tú y yo estamos pasando. 

Este virus va a estar durante un tiempo en nuestra sociedad y vamos a tener que crear protocolos para poder tener nuestra mascarilla y hacer contacto visual, y generar esta sensación de pertenencia a una sociedad, a un mundo en el que estamos compartiendo una situación tan difícil. 

¿Cómo hacemos para conservar nuestro espíritu de solidaridad y de afecto hacia otros en un contexto de tanto miedo? He llegado a sentir sensaciones que siento que han desnudado cierto clasismo y discriminación en medio de la crisis. 

Va ligado a lo anterior. Estamos en dos registros. Por un lado, estamos encerrados. Es un momento en el que estamos aislados y con necesidad de distancia. Y sin embargo, la salida de esta situación va a requerir de una fuerza colaborativa a nivel de sociedad, que si no logramos, no vamos a salir. Vamos a necesitar que las personas sean comprensivas respecto al pago de alquileres, al retraso de la llegada de sus cosas… Todos estamos en problemas. Y esa conciencia de que vamos a necesitar a la comunidad, de que necesitamos al Estado porque solos no vamos a poder, tiene que irse alimentando.

Esta es una pregunta que hay que ir generando y compartiendo con otras personas. ¿Cómo vamos a hacer para conectar nuestras necesidades, que hoy más que nunca son similares a los otros? Y que el otro, más que ser una competencia o un enemigo, es definitivamente una persona de la que vamos a necesitar su colaboración.

¿Cómo lidias con la culpa de sentir que estás en un lugar privilegiado?

Creo que hay una necesidad importante de entender que estamos en este momento por una serie de circunstancias. A menos que hayamos hecho cosas para hacerles daño a los demás, definitivamente nuestro lugar en el mundo es la cadena de lo que tus familiares hicieron anteriormente, de lo que tú has hecho en esta vida y no deberíamos renegar del lugar en el que estamos. 

Me parece que hay que abrazarlo, asumirlo y honrarlo y con esa capacidad de asumir que tenemos estos privilegios, entender que es un momento para la solidaridad. Entender que si otros no tienen privilegios, nos toca pensar en los otros.

Es un momento no sólo para conectarnos con la sensación de pérdida o carencia, sino con la sensación de gratitud y de que tenemos cosas por las que sentir placer y gratificación. Y eso nos va a dar gasolina para seguir. No es bueno pensar en un lugar lleno de culpa y sufrimiento. No nos sirve. 

¿Qué hacer cuando la persona con la que convivimos tiene bajones de ánimo fuertes?

Los bajones fuertes son una manera de lidiar con la ansiedad y el estrés. No podemos echarnos toda la responsabilidad de sacar a esta persona de sus bajones y dificultades, pero sí podemos acompañarlos. Creo que estas personas se pueden alimentar muchísimo de que estemos ahí, a la par. A veces queremos pedirles que se sientan de otra forma. Enseñarles nuestras propias maneras de salir del bajón. Y a veces hacemos un poco más de daño así. 

Valen la pena palabras de empatía, de “puedo entender que te sientas así, es un momento difícil, estoy aquí contigo”. No debemos menospreciar esta compañía. Es estar, acompañar y respetar la manera de los otros de lidiar con su tristeza.

También hay recursos. Hay grupos de apoyo, líneas para emergencias. 

Hay parejas a distancia que no van a poder reducirla por razones geográficas de salubridad. ¿Cómo llevar de mejor manera una relación a distancia en este tiempo?

Hay una canción de Cerati que dice: “Si el lenguaje es otra piel, toquémonos más“. El lenguaje puede ser una manera de trasladarnos, de hacernos sentir cercanos. Hay que buscar formas de que nuestro lenguaje pueda decirle al otro nuestro deseo de estar cerca. Definitivamente nos hace sentirnos solos no poder tener esta cercanía física y sin embargo vale la pena recordarnos que esta distancia tiene un sentido de resguardar nuestras vidas y las de otros. 

Y cuando nos tomamos de ese sentido más grande, es posible que dejemos solamente de ver la carencia de la cercanía física y podamos ser creativos para buscar sentirnos cerca de la otra persona. Las videollamadas son geniales. 

Y otra cosa. Es posible verse a distancia. Podemos ser flexibles y visitarnos con distancia. 

¿Cómo poner límites en los trabajos? Los empleadores no parecen entender que estamos en una pandemia global y esperan los mismos resultados. 

Es un momento para poner límites. Significa sentarse, hablar y expresar cuáles son nuestras necesidades. Creo que es importante que las personas con las que convivimos o para las que trabajamos escuchen nuestras razones. Es un momento importante para organizarse. 

Del otro lado posiblemente vas a encontrar a una persona que está preocupada por la productividad, por no salir en sus cuentas… y vale la pena sentirse empático por lo que la otra persona está pasando y crear espacios de diálogos que empiecen a favorecer estas nuevas estructuras y nuevas formas de trabajo. Toca hacerlo. 

¿Cómo manejar las ansiedades de los niños y sus anhelos de volver a conectar con pares fuera del núcleo familiar?

Los niños la están pasando difícil también. Creo que nuestros niños están lidiando con esto sin tener todo el acceso a la información que los adultos sí tenemos. Ellos están adaptándose y definitivamente sé de manifestaciones de ansiedad e irritabilidad. 

Para los niños es más importante aún establecer límites, momentos adecuados para cada cosa. Les está tocando a aprender a estar solos mientras sus papás trabajan, madurar más rápido de lo que debieran.

Estoy preocupada por una sobreexposición a pantallas. Los niños están generando dependencia y están dentro de la sobreexposición. Hay mucha irritabilidad cuando le quitamos el estímulo.

La salud mental debe ser una prioridad. Toca generar espacios para que nuestros niños tengan acceso a otras actividades sensoriales. Es un buen momento para dejarlos que jueguen tierra, que se ensucien, porque les está haciendo falta estimulación sensorial. 

Hay unos cuentos magníficos para contarles a los niños y traducirles a su lenguaje cómo es que esta situación se está dando. Y definitivamente organizar videollamadas con ellos para verse (con otras personas) un momento es una buena solución. 

Antes la sociedad nos daba la estructura. Los patojos salían al colegio y no teníamos que lidiar con el hecho de que pusieran atención, hicieran sus tareas, y eran otros los que lidiaban con eso. Hay un esfuerzo consciente, voluntario y que yo sé que es enorme, pero tenemos que plantear una especie de liderazgo dentro de nuestro hogar que le dé un espacio a cada una de las actividades, por mucho que salgan de mal humor… 

El internet no es un derecho básico, es un privilegio. Y eso se nos olvida. Pueden ir administrando eso. Que el internet sea el postre. Que los patojos estén invitados a tener otras actividades dentro de la casa, otras obligaciones y que luego tengan su espacio. Es un espacio importante, con el que pueden hablar con los amigos, sentir que tienen un poco de privacidad y alejarse de la familia… Pero no nos confundamos con que estos espacios no tengan ningún límite. Y no tengamos miedo a la reacción emocional. Es normal sobrerreaccionar si no pasa lo que queremos, pero los patojos se adecúan si logramos ser consistentes. 

¿Cómo se puede trabajar la ansiedad hacia el futuro y el new normal cuando se sienten tan lejos y diferente?

Creo que se sienten lejos porque estamos pensando todo el tiempo que queremos que las cosas sean como eran antes. Entonces, más que estar en el presente, estamos anhelando lo que no tenemos. Cuando estamos en constante anhelo, perdemos de vista lo que sí está en el presente. La posibilidad de que podamos conectarnos con el hoy, con lo que sí tenemos, con esta videollamada, con este momento en el que estoy cocinando… Nos va a permitir generar gratificación con nuestra actividad real, con lo que sí tenemos, en lugar de estar añorando lo que no hay.

Mi mantra es “estoy aprendiendo sobre la marcha” porque hay una parte de mí que no sabe cómo voy a funcionar mañana. Sólo quiero tratar de funcionar hoy. Y es como bajar nuestro perfil de expectativas, pero definitivamente trae bienestar emocional. 

De un hoy, al siguiente hoy, al próximo hoy… Me parece que este nuevo normal está en proceso de construcción y no nos estamos dando cuenta. 

¿Cómo integrarnos nuevamente al entorno cuando todo ha cambiado y el ambiente está tenso?

No sé cómo nos va a tocar integrarnos al nuevo entorno. Hasta hace una semana y pico salir a la calle y ver a la gente con mascarilla no era normal y dentro de un tiempo, lo poco normal va a ser ver a gente sin mascarilla. 

Yo les quisiera invitar a darse cuenta de la capacidad enorme del cerebro de adaptación. Si logran confiar en el hecho de que todos estemos lidiando con la misma situación al mismo tiempo, va a hacer que esta sociedad encuentre sus formas. Puedo pecar de tener demasiada esperanza, pero a mí me impresiona cómo a la primera semana que estábamos en estas, había personas que había en la calle vendiendo mascarillas. Ese nivel de organización, de resiliencia que tiene nuestra sociedad va a ser más espontáneo de lo que nos imaginamos y vamos a estar compartiendo una necesidad que es cuidarnos y protegernos. Ese regreso va a ser con necesidades compartidas. 

¿Cómo convivir con familiares que demuestran su frustración de forma agresiva? ¿Cómo ayudarlos cuando se distancian y se refugian en la violencia?

La violencia preocupa muchísimo en estos momentos, porque bajo situaciones de encierro es menos probable la protección de las personas. Yo les diría que si esta agresión y violencia llega a dañarlos directamente, busquen opciones para salir de ahí. Es preocupante estar en un momento en el que la persona nos puede hacer daño. Hay que generar redes de apoyo, pensar en personas que pueden estar para darnos apoyo. 

Es difícil acercarse a una persona que en ese momento está agresiva. Creo que hay que esperar a que las personas bajen de este nivel de excitación para ofrecerles ayuda, que puedan hablar con alguien. Es un buen momento para hablarles de qué es lo que provoca en nosotros esta sensación de ellos y por qué necesitamos que cambien. Definitivamente, el sueño, la meditación, la alimentación y el ejercicio pueden ser fuentes en donde sacar el estrés. 

Y hay que preguntarle a esta persona en otras situaciones cómo ha manejado este escape por la violencia. Estas mismas personas a veces tienen sus propios recursos, sólo hay que recordarles, hacerles pensar qué otras maneras tienen ellos para canalizar.

¿Cómo reconocer un ataque de ansiedad?

Los ataques de ansiedad son manifestaciones de ansiedad intensas que se presentan sobre todo a nivel corporal. Hay sudoración, hay aceleración del ritmo cardíaco, una fuerte sensación de que algo muy malo va a pasar, entumecimiento, hormigueo. Además, las personas que tienen ataques de ansiedad generan mucho miedo de volver a tener otro ataque de ansiedad y eso nos complica muchísimo porque le agregamos esta ansiedad anticipatoria al evento.

Son eventos muy desagradables y no debemos minimizar cuando una persona nos dice que está teniendo un ataque de ansiedad. 

Son sensaciones corporales. Nadie se va a morir de un ataque de ansiedad, a menos que tengamos antecedentes de dificultades cardiovasculares. Sabemos que va a pasar. Pueden durar minutos, pero va a pasar. 

Y aunque nuestro cerebro esté con la idea de que algo muy malo va a pasar, hay que generar paralelamente la idea de “esto va a pasar”. Por muy básico que suene, nos puede funcionar. 

No es un buen momento para meditar, pero podemos utilizar la respiración para regresar a nuestro ritmo y bajar esa aceleración. Podemos concentrarnos en un punto específico que nos traiga al presente. Nos piden a veces que toquemos la mesa, que toquemos la silla… porque a veces estamos sintiendo que todo es irreal y volver al presente nos puede funcionar.

Si están teniendo ataques de pánico y están siendo muy constantes, yo sí les pediría que se acerquen a un profesional de salud mental para que les ayude.

¿Es normal tomar alcohol mucho más constante en esta cuarentena para relajarse? ¿Y cómo hacer para no comer tanto?

Estamos teniendo muchos sentimientos. Es mucha la carga emocional. Y generalmente para muchos nuestra primera salida es aliviarlos, anestesiar los sentimientos y tratar de no sentirlos. Comer algo rico, tomarse un vinito, un trago… definitivamente produce un placer y puede ser algo que nos hace sentir bien, nos da dopamina. 

Lo que debemos tener cuidado es que ese sea nuestro único recurso. Hay muchas cosas desde donde podemos derivar placer y una o dos copas de vino, un pastelito pueden ser un recurso, pero si es nuestro único recurso vamos a caer en un exceso y es posible que luego tengamos problemas.

Y si lo estamos usando como recurso para no sentir, nos estamos obstaculizando el enorme proceso de aprendizaje de poder entender qué significa estar en este momento de la historia, enfrentar todas estas emociones y poderlas recibir con humildad. Y luego dejarlas ir, porque hay otras emociones que tienen que entrar también. 

¿Qué cosas positivas ves tú?

Muchos de mis pacientes están teniendo muchos momentos sumamente agradables y positivos en su vida. Y quiero creer que es porque venían trabajando en sí mismos y esto les ha dado la oportunidad de ponerlo en práctica.

Definitivamente mi hijo me mira más ahora de lo que me miraba antes. Entiende un poco más mi trabajo, hemos tenido conversaciones de qué hago cuando me meto en el cuartito… Creo que cada quien va a encontrar sus cosas positivas. He visto familias que están teniendo momentos de convivencia muy ricos, muy disfrutables. 

He visto personas que han bajado sus niveles de estrés, que han recuperado el sentido de unión dentro de la familia y he visto personas que han recuperado viejos hábitos que disfrutaban porque se han dado el permiso de hacerlo ahora. 

No nos obliguemos a que si nos estamos sintiendo mal tendríamos que estar viendo ponys, arcoíris y corazoncitos en esta situación. Tenemos que tener respeto de nuestros propios sentimientos y procesos. Entender que nuestra historia, esta narrativa de nosotros respecto a quiénes somos en el mundo, cuándo hemos perdido cosas, cómo las hemos recuperado… Todo esto en nuestra historia va generando nuestra sensación de poder lidiar con nuestro presente.

Y este presente que está convulso, que está generando maneras distintas de ver la vida, requiere tiempo y respeto de nuestras propias formas. 

TE PUEDE INTERESAR

Subir
La realidad
de maneras diversas,
directo a tu buzón.

 

La realidad
de maneras diversas,
directo a tu buzón.