Salud sexual y reproductiva
La COVID-19 fue la principal causa de muertes maternas en 2021
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La principal causa de muertes maternas cambió por primera vez en Guatemala. En 2021, la COVID-19 se convirtió en el motivo por el que más mujeres fallecieron durante el embarazo, el parto o el postparto. Los registros superan en un 82.5% a los de 2020.


Desde 1989, cuando empezaron a realizarse los análisis sobre la mortalidad materna en Guatemala, la hemorragia había sido siempre la principal causa de muerte. Eso cambió el año pasado. En 2021, la COVID-19 fue el motivo por el que más mujeres fallecieron durante el embarazo, el parto o el puerperio (el periodo que empieza luego del nacimiento hasta el regreso de la menstruación).

De acuerdo con los datos preliminares del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) obtenidos a través de la Unidad de Acceso a la Información Pública y el Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva (OSAR), en 2021 se registraron 446 muertes maternas. De esas, 154 fueron por COVID-19, es decir el 34.5% del total.

La hemorragia pasó a ser la segunda causa de fallecimientos. La cartera registró 142 casos de muertes por esta causa, una cifra que representa el 31.8% del total.

A partir de los datos del MSPAS, se calcula que el 95% de los casos relacionados con la COVID-19 son muertes que fueron consecuencia directa de esta enfermedad. El 5% restante corresponde a casos en los que la COVID-19 fue registrada como causa secundaria o bien que las pacientes habían dado positivo a esta prueba, pero sufrían de otros padecimientos principales.

El registro de muertes maternas por COVID-19 aumentó en gran medida en comparación con 2020, a pesar de que en el primer año de la pandemia en Guatemala todavía no se contaba con vacunas para combatir esta enfermedad. En 2020, el MSPAS había registrado 27 casos de muertes maternas en los que la COVID-19 fue la causa principal.

Gustavo Batres, coordinador de la Mesa Técnica de Vigilancia de la Mortalidad Materna del MSPAS, explica que el incremento en los registros en 2021 se debe a que en 2020 no existía un protocolo para hacer pruebas de COVID-19 a todas las mujeres embarazadas que llegaban a los establecimientos públicos. Además, añade, muchas de ellas dejaron de llegar a los puestos de salud porque temían contagiarse de COVID-19 o porque estos funcionaban de manera irregular. 

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Desigualdad territorial

Daniel Frade, especialista técnico en salud materna, reproductiva y neonatal del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés), explica que este aumento de muertes maternas por COVID-19 también pudo deberse a que la pandemia en el 2021 se extendió a todo el país y supuso más riesgos para las mujeres embarazadas que no tienen acceso a hospitales cercanos en sus comunidades.

“En el primer año, la pandemia se centró en áreas urbanas. Eso significa que hubo mujeres embarazadas más cercanas a hospitales y médicos. En cambio en 2021, la pandemia se extendió a áreas lejanas, a áreas rurales, donde las mujeres embarazadas no tienen acceso a hospitales ni médicos”, dice el experto de UNFPA.

Frade dice que la falta de pruebas, el aumento de contagios y los servicios irregulares pudieron suponer además un subregistro en el número de muertes maternas por COVID-19 de 2020 y eso también explicaría la enorme diferencia entre un año y otro.

Quetzaltenango, con 20 casos, fue el departamento que contabilizó más muertes maternas por COVID-19 en 2021, según los datos del MSPAS. Le siguieron Huehuetenango y Escuintla, con 17 casos cada uno.

Batres, el coordinador de la Mesa Técnica de Vigilancia de Muerte Materna del MSPAS, explica que en Quetzaltenango y Huehuetenango pudieron registrar más casos porque ambos departamentos tienen aldeas lejanas de los centros de atención del sistema público.

Las cifras de muerte materna por COVID-19 contrastan con las muertes maternas en general, por otras causas. El Programa Nacional de Salud Reproductiva del MSPAS reportó que Quiché, Huehuetenango, Quetzaltenango y Guatemala fueron los departamentos con más casos de muertes maternas de enero a noviembre de 2021.

Estos datos tampoco coinciden con los de años anteriores. Según información del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, de enero a noviembre de 2020, Huehuetenango, Alta Verapaz, Quiché y San Marcos habían sido los departamentos con más casos de muertes maternas.

Mujeres fallecidas y mujeres contagiadas de COVID-19

La mayoría de mujeres que murieron por COVID-19 (45 de las 154) tenían entre 20 y 24 años. El segundo grupo más afectado fue el de mujeres de 30 a 34 años, con 40 casos. Este rango de edad coincide con el de años anteriores.

Batres considera que, además, hay que tomar en cuenta que las mujeres de estas edades pudieron estar más expuestas a contagiarse de COVID-19, al tener que salir de casa para ir a trabajar.

El pico de muertes maternas relacionadas con COVID-19 se registró entre agosto y septiembre de 2021. En esos dos meses, el Ministerio de Salud contabilizó en total 93 casos.

Las cifras coinciden con los meses en los que se registraron los picos más altos de contagios de COVID-19 en todo el país, según el tablero del MSPAS.

Aumentan los casos de mortalidad materna en general

Los casos de muertes maternas en Guatemala en general (no solo a causa de la COVID-19) aumentaron de 2020 a 2021. En 2020 se registraron 376 casos y en 2021 446. Es decir, 70 más.

Aun así, Mirna Montenegro, directora del OSAR, aclara que el dato que utiliza para verificar si la tendencia aumentó o no, no es el de casos, sino el de Razón de Mortalidad Materna (RMM), un indicador que se refiere al número de muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos anualmente.

Por ahora, no tenemos los datos de la RMM de 2021. El Registro Nacional de las Personas (Renap) suele actualizar el dato de nacidos con vida seis meses después de que finalice el año para evitar un subregistro significativo, ya que no todas las personas inscriben los nacimientos de sus hijos inmediatamente.

Además, según la Mesa Técnica de Vigilancia de Mortalidad Materna del MSPAS aún mantienen en análisis casos que podrían catalogarse como muertes maternas ocurridas en los últimos tres años.

Batres, el coordinador de la mesa, explica que, según sus datos preliminares, proyectan un aumento en la razón de mortalidad materna en comparación con 2019, antes de la pandemia. En ese año se calcularon 105 muertes maternas por cada 100 mil nacidos y para 2021, se estima que podría ser de 108, de acuerdo con el funcionario.

La mujeres embarazadas con COVID-19 corren más riesgos

Según los lineamientos técnicos para la vacunación contra COVID-19 a mujeres embarazadas del MSPAS, el riesgo de entrar en cuidados intensivos, de necesitar ventilación mecánica y de morir es más alto en mujeres en estado de gestación en comparación con aquellas no embarazadas.

Daniel Frade, representante de UNFPA, explica que esto ocurre porque el sistema inmunitario de las mujeres se puede debilitar durante el embarazo. “Sus defensas son menos eficientes; eso significa que cualquier infección que tengan las mujeres embarazadas se agrava. Por esa razón, la COVID-19 también pasó a ser una causa de muerte materna“, dice.

En un comunicado publicado en mayo de 2021 sobre la mortalidad materna durante la pandemia, Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), también señaló que las mujeres embarazadas son más vulnerables a las infecciones respiratorias como la COVID-19. “Si se enferman, tienden a desarrollar síntomas más graves, que muchas veces requieren intubación, lo que puede poner en riesgo tanto a la madre como al bebé“, aseguró.

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Las vacunas habrían prevenido más muertes

Batres explica que el MSPAS autorizó en agosto de 2021 el uso de vacunas en mujeres embarazadas. Desde entonces se permitió el uso de vacunas Pfizer y Moderna para niñas y adolescentes embarazadas de 12 a 17 años y el uso de estas dos junto con la de AstraZeneca para las jóvenes y adultas de 18 años en adelante.

De estos lineamientos, explica el funcionario, quedó fuera la vacuna Sputnik, debido a que no existían (ni existen aún) estudios suficientes que recomienden el uso de esta vacuna en mujeres embarazadas.

La decisión del MSPAS se dio cinco meses después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobara en marzo de 2021 el uso de la vacuna Janssen de Johnson y Johnson para las mujeres embarazadas, una vacuna que el gobierno de Guatemala hasta ahora no ha adquirido.

En abril de 2021, la OMS también recomendó el uso de la vacuna de Moderna en todas las personas a partir de los 18 años, incluyendo a las mujeres embarazadas. Estados Unidos ha donado esta vacuna a Guatemala desde julio de 2021. En la primera entrega, el país recibió 3 millones de dosis.

Además, en julio de 2021, la OMS pidió que las mujeres embarazadas y los niños con enfermedades crónicas fueran priorizados para recibir las vacunas.

De acuerdo con Frade, de UNFPA, es evidente que si las vacunas hubieran estado disponibles desde antes para las mujeres embarazadas en Guatemala, habría menos muertes maternas en los registros de 2021.

Frade recuerda que es importante intensificar las campañas para que más mujeres embarazadas se vacunen. Ocote consultó al MSPAS, a través de su equipo de comunicación, sobre las campañas, sus contenidos y la fecha en que empezaron, pero hasta la fecha de publicación de esta nota no se había recibido respuesta.

La OMS asegura, en su sitio de preguntas frecuentes sobre la pandemia, que “aunque hay menos datos disponibles sobre la vacunación de las personas embarazadas, las pruebas sobre la seguridad de estas vacunas durante el embarazo han ido aumentando y no se han encontrado problemas de seguridad”.

Una alerta desde México y otra de OPS

Batres explica que la Mesa Técnica de Vigilancia de Muerte Materna del MSPAS empezó a seguir y analizar las muertes maternas por COVID-19 en Guatemala luego de que, en los últimos meses de 2020, la Secretaría de Salud de México alertara sobre un incremento en de los casos de muertes maternas por COVID-19 en su territorio. En los primeros meses de la pandemia, dice el funcionario, no había suficiente evidencia de si las mujeres embarazadas sufrirían complicaciones con la COVID-19.

En mayo de 2021, Carissa Etienne, la directora de la OPS, señaló que la continua interrupción de los servicios de salud para las mujeres debido a la COVID-19 podría “desaparecer más de 20 años de avances en la ampliación del acceso de las mujeres a la planificación familiar y en la lucha contra la mortalidad materna en la región”.

De acuerdo con Etienne, en Latinoamérica la atención a las mujeres embarazadas y los recién nacidos también ha disminuido en casi la mitad. “Según estimaciones de la ONU, hasta 20 millones de mujeres en las Américas verán interrumpido su control de la natalidad durante la pandemia, ya sea porque los servicios no están disponibles o porque las mujeres ya no tendrán los medios para pagar la anticoncepción”, dijo la representante de Naciones Unidas.

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