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Qué sabemos de las recomendaciones de la doctora Barrientos sobre la COVID-19
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Circula en redes sociales un protocolo creado por la médica María Eugenia Barrientos con recomendaciones para tratar los síntomas de la COVID-19. Consultamos a expertos y revisamos estudios acerca de estos consejos. Los medicamentos que recomienda la médica pueden ayudar a reducir los síntomas de la enfermedad, pero no evitan que el virus se replique en el cuerpo y agrave los problemas respiratorios; tampoco sustituyen la necesidad de la consulta profesional.


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En las últimas semanas circula en redes sociales un documento titulado “Lineamiento médico sugerido para pacientes con síntomas por COVID19”. Según se indica en el mismo, está basado en la experiencia de la médica María Eugenia Barrientos.

María Eugenia Barrientos es salvadoreña y se define en entrevistas como una médica con 29 años de experiencia en varios hospitales públicos de El Salvador. Durante la pandemia por COVID-19 ha sido entrevistada por medios de comunicación y por usuarios de internet para conversar acerca de sus recomendaciones para tratar los síntomas de enfermedad causada por el SARS-Cov-2.

El documento que firma Barrientos se ha difundido de manera íntegra —está disponible para descarga en su página de Facebook— pero también se han visto extractos del archivo en redes sociales como Facebook, Twitter o Whatsapp: capturas de pantalla de unas recomendaciones y medicamentos específicos o información copiada y pegada en mensajes.

Escribimos al Facebook de Barrientos para solicitarle una entrevista, pero no contestó el mensaje.

La médica ha asegurado que su protocolo no es una guía para tratar el coronavirus sino únicamente sus síntomas, aunque uno de los apartados del documento se titula “Recomendaciones generales para tratar el coronavirus respiratorio”.

Su documento y discurso han sido rebatidos por profesionales de la salud. La Junta de Vigilancia de la Profesión Médica de El Salvador citó a Barrientos a una audiencia el 23 de junio “con el objeto de abordar asuntos relacionados al ejercicio de su profesión”, aunque ella explicó en sus redes que después de ser aconsejada por grupos de abogados y de defensores derechos humanos envió un escrito a la junta pidiendo que le notificaran “en legal forma”.

También existen otras personas que defienden el trabajo de Barrientos. Entre ellas, Nayib Bukele, presidente de El Salvador, que el pasado 19 de junio alegó en su perfil de Twitter que “los miembros del Gobierno en la Junta de Vigilancia de la Profesión Médica deben desmarcarse del citatorio que dicho ente ha hecho a la doctora Barrientos, quien ha trabajado combatiendo el COVID19, incluso de manera gratuita y con mejores resultados que los médicos que la citan”.

“Si los miembros en la Junta, representantes de otros entes, adversos al Gobierno, quieren continuar atacando a la doctora Barrientos, no tendrán nuestro apoyo y mucho menos tienen autorización de usar nuestro nombre para este citatorio, carente de toda lógica y sentido común”, concluyó Bukele.

Después de las consultas de varios lectores a través de nuestras redes sociales y nuestro Whatsapp, en Fáctica verificamos algunas de las recomendaciones del protocolo de María Eugenia Barrientos y varias de las afirmaciones que ha dado en entrevistas.

Tratamiento de síntomas respiratorios

En la primera parte del documento se enlista una serie de síntomas respiratorios relacionados con la COVID-19 en adultos y en pacientes pediátricos. Entre ellos, fiebre superior a 37.2°C, tos seca con escasa flema, agotamiento físico o decaimiento, dolor de cabeza, dolor muscular, congestión nasal y pérdida de sabor y olor.

Para pacientes adultos se recomiendan tres grupos de medicamentos: antiinflamatorios, antigripales y antisépticos bucales. En cada grupo se dan varias opciones y se indica que se debe elegir una de ellas. Por ejemplo, entre los antiinflamatorios están el ibuprofeno, naproxeno o indometacina. Entre los antigripales, virogrip, sudagrip, tabcin, panadol o desenfriol. Entre los antisépticos bucales, clorhexidrina, Listerine sin alcohol o Gargantina caramelo.

En el caso de pacientes pediátricos, dependiendo de la edad, la doctora recomienda ibuprofeno y antigripal en jarabe a diferentes dosis.

Sobre los antigripales y antiinflamatoríos

Aunque en el documento con las recomendaciones no se aclara cuándo deben usarse los antigripales ni los antiinflamatorios ni qué combaten específicamente, Barrientos ha explicado en una entrevista con el guatemalteco usuario de internet Rodrigo Polo que, en el caso de los primeros, “esto (el SARS-Cov-2) se pasa por estornudo y tos. Si tú no das antigripales, vas a transmitir la enfermedad a medio mundo”.

En cuanto a los antiinflamatorios, en esta misma entrevista Barrientos indicó que estos ayudarían a reducir la inflamación en las vías respiratorias: “Si ya tenemos en los países centroamericanos la enorme experiencia con virus hermanos que dan procesos respiratorios y hemos ocupado antiinflamatorios en terapias respiratorias con éxito, no hay que seguir dándole vueltas. Hay que ir a esas opciones que siempre hemos tenido” dice la médica. “No estamos inventando un nuevo antiviral ni estamos diciendo que con los antiinflamatorios estamos matando el virus”, aclara.

Edgar González, magíster en Salud Pública y Epidemiología explica que “hasta hoy no hay suficiente evidencia científica que respalde estos tratamientos aunque tampoco hay algo que diga que son perjudiciales, por lo que salvo casos especiales no hay problema en usarlos”.

Sin embargo, González aclara que “aunque se alivien los síntomas con antiinflamatorios, antigripales o se suplemente con vitaminas y minerales, como ninguno de estos es un antirretroviral, la replicación del virus continuará hasta que el sistema inmune lo venza o la carga viral sea tan elevada que haga colapsar al sistema inmune, afectando otros órganos y provocando procesos inflamatorios generalizados”.

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Estos tratamientos, añade González, no son garantía de que la evolución de personas vulnerables o con complicaciones sea favorable. “La doctora (Barrientos) no muestra evidencia de que este protocolo haya disminuido la letalidad. En el mundo científico, por rigurosidad, se requeriría de estudios y ensayos clínicos que cumplan con los estándares de la comunidad científica para dar validez a este protocolo”.

La plataforma de verificación de Radiotelevisión Española (RTVE) analizó recientemente las recomendaciones de Barrientos. El medio consultó al Ministerio de Sanidad de este país, que —en la misma línea de lo que indica González a Agencia Ocote—explicó que “el tratamiento de los síntomas no evita que se desarrolle la enfermedad ni evita complicaciones”.

En Reino Unido se está desarrollando actualmente un ensayo clínico sobre el uso de ibuprofeno en pacientes hospitalizados. El objetivo del estudio es evaluar la reducción de la gravedad y la progresión de las lesiones pulmonares con tres dosis de ibuprofeno en cápsulas lipídica en pacientes con infecciones por SARS-CoV-2. Todavía no hay resultados.

Sobre los antisépticos bucales

De nuevo, en el protocolo no se especifica para qué se recomiendan los antisépticos bucales. Aunque algunos médicos afirman que puede reducir molestias en la garganta, como comenta el epidemiólogo Edgar González, los enjuagues bucales no son antirretrovirales, así que no evitarían la replicación del virus.

Según este artículo publicado por la revista Function, de la American Psychological Society, titulado “Papel potencial de los enjuagues orales dirigidos a la envoltura lipídica viral en la infección por SARS-CoV-2”, los enjuagues bucales deben considerarse como una forma potencial de reducir la transmisión del virus, pero consideran que es un área en la que falta investigación para llegar a conclusiones más certeras.

El artículo menciona que los coronavirus son sensibles a porcentajes de entre 60% y 70% de etanol y comenta que en el Reino Unido, Europa y Estados Unidos existen enjuagues bucales disponibles con etanol al 14% y 27%.

Basándose en estudios disponibles, el documento añade que “los enjuagues bucales que contienen aceites esenciales con 21% a 27% de etanol pueden inactivar los virus envueltos”. “Este tipo de enjuague bucal puede ser efectivo contra el SARS-CoV-2, aunque no se han realizado estudios”, expone.

Sin embargo entre los enjuagues bucales que la doctora Barrientos recomienda está el Listerine sin alcohol.

En su página web, Listerine explica que su enjuague bucal no elimina el virus SARS-CoV-2: “Listerine no ha sido probado contra el coronavirus y no fue pensado para prevenir o tratar el COVID-19”, indica.

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Barrientos también recomienda realizar gárgaras con clorhexidrina diluida en medio vaso de agua. Según el artículo de Function, “una revisión reciente de la literatura sobre coronavirus identificó que la exposición a la clorhexidina durante 10 minutos solo inactivó débilmente las cepas de coronavirus en las pruebas de suspensión, aunque la concentración utilizada fue baja, al 0.02%”. “Los estudios han abordado cómo los componentes virucidas, incluidos el cloruro de cetilpiridinio y la clorhexidina, pueden ser efectivos para reducir la contaminación bacteriana en este contexto, aunque no se probó la inactivación del virus”, aclaran.

“A pesar de la menor actividad hacia los coronavirus, una combinación de clorhexidina con alcohol puede ofrecer una estrategia útil para reducir la carga viral durante períodos más largos”, añade el artículo. Barrientos no aclara durante cuánto tiempo deben hacerse gárgaras.

Sobre los antibióticos

Entre las “recomendaciones generales para tratar el coronavirus”, en la página tres de su protocolo, Barrientos indica que “a las personas con más de cinco días de presentar síntomas y no haber llevado el tratamiento básico (antiinflamatorio y antigripal) se les recomienda iniciarlo y añadir un antibiótico. Referirse a su médico”. Este antibiótico, dice, debe iniciarse también si, incluso habiendo llevado este tratamiento, se cuenta con fiebre al quinto día. En los anexos, recomienda amoxicilina, azitromicina, augmentin y trimetroprin.

Los antibióticos son medicamentos que combaten las infecciones bacterianas. La Organización Mundial de la Salud aclara que “el virus que causa la COVID-19 pertenece a una familia de virus llamados Coronaviridae. Los antibióticos no funcionan contra los virus”. Añade que “algunas personas que enferman de COVID-19 también pueden desarrollar una infección bacteriana como complicación. En este caso, un proveedor de atención sanitaria puede recomendar antibióticos”.

Según este artículo publicado en junio de 2013 en Cochrane, una organización que reúne a investigadores de ciencias de la salud de 90 países, “no hay evidencia de que los antibióticos tengan efectos beneficiosos en el resfriado común o la rinitis purulenta aguda persistente en niños o adultos. Hay evidencia de que los antibióticos causan efectos adversos importantes en los pacientes adultos cuando se administran para el resfriado común y en todas las edades cuando se administran para la rinitis purulenta aguda. No se recomienda el uso habitual de antibióticos para estas afecciones”.

En su verificación, RTVE consultó acerca del uso de antibióticos a José María Molero, portavoz del grupo de trabajo en Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC).

Molero explica que en esta fase del contagio (el quinto día, según el protocolo) no es suficiente el tratamiento con antibióticos: “El tratar únicamente con azitromicina no es ahora mismo la recomendación. Esos pacientes tienen que estar ingresados en un hospital con tratamientos de soporte en los que habría que incluir oxígeno, corticoides y probablemente alguno de los antivirales como el remdesivir”.

El Ministerio de Sanidad español, continúa RTVE, explica que “la azitromicina es un antibiótico que se debe utilizar siempre con prescripción y bajo supervisión médica”. La cartera recuerda también que “los antibióticos son eficaces contra bacterias, pero no lo son ante virus ni son útiles para tratar sus síntomas”.

La COVID-19 no es una gripe

En la entrevista con Rodrigo Polo, Barrientos asegura que estamos “ante una enfermedad común y corriente, estás ante una gripe (…), ante un proceso viral respiratorio casi idéntico al H1N1. Fue un virus que fue una mutación de una influenza”.

Esta afirmación ya fue verificada en otros países. Bolivia Verifica, por ejemplo, hizo esta publicación en la que consultó a personas expertas acerca de si la COVID-19 tenía relación con una gripe.

Este medio indica que consultó a la nefróloga Jeannete Fernández, quien explica que el coronavirus pertenece a la familia de virus que pueden producir los síndromes respiratorios, mientras que la gripe es “un tipo de cuadro clínico”. Si bien los síntomas son similares en la mayoría de los casos, no son de la misma familia, explican en Bolivia Verifica.

El epidemiólogo Edgar González advierte que la COVID-19 “no es una infección respiratoria común y corriente. Es un nuevo virus que ha demostrado tener capacidad de provocar una enfermedad muy grave y una letalidad importante”.

“Las infecciones virales de vías respiratorias altas en un alto porcentaje son autolimitantes —añade—. Esto significa que el sistema inmune actúa eficazmente y en promedio de tres a cinco días ceden los síntomas, con excepción de algunos virus como el de la influenza estacional, H1N1, SARS-CoV-1 y SARS-CoV-2 y algunos otros de estas mismas familias que pueden causar complicaciones y muerte, cada uno con diferentes grupos de edad afectados y periodo estacional del año, entre otras características, y con diferentes tasas de letalidad”.

Sin embargo, González puntualiza que la infección respiratoria que causa la COVID-19 comienza en las vías superiores y posteriormente puede afectar a las vías inferiores y las pulmonares, además de otras complicaciones que se expresan en el síndrome inflamatorio. “Tiene múltiples afecciones orgánicas y esta es la gran diferencia con cualquier otro catarro, resfriado o gripe, como les llaman. Estos últimos no tendrán complicaciones o podría suceder en un porcentaje muy muy bajo”, concluye.

Sobre la automedicación

Aunque en sus recomendaciones Barrientos advierte que “se requiere acompañamiento médico y seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias locales”, este aviso no siempre acompaña la información fragmentada que circula en redes, lo que puede llevar a las personas a automedicarse o a seguir los lineamientos sin consultar a especialistas.

En entrevista con Rodrigo Polo, cuando es consultada acerca de la necesidad de consultar a los especialistas antes de iniciar un tratamiento, Barrientos se pregunta: “¿Por qué existen medicamentos sin receta médica? Si tienes una gripe, ¿qué vas a tomar?”. “Un antigripal”, responde Polo.

“No es que yo te esté empujando a una automedicación, pero te estoy diciendo que hay automedicaciones inteligentes. Si tú tienes a tu hijo chiquito con fiebre de 39-40 (grados), si no le bajas la fiebre por buscar un médico, te convulsiona. Los medicamentos que se pueden comprar sin receta son para que el padre de familia lo ocupe de manera correcta, en lo que tú encuentras al profesional de la salud que te va a ayudar”.

El epidemiólogo Edgar González recuerda que “la mayoría de las infecciones respiratorias son autolimitantes —tienden a resolverse sin tratamiento— y no es necesario sobremedicalizar. Basta con controlar la fiebre con acetaminofén y sobre todo en pacientes pediátricos se ha estado usando diclofenaco. Es importante mantenerse hidratado y guardar reposo en casa, lo cual tiene efecto en la evolución de la enfermedad pero también en minimizar la transmisión, aunque esto no se haga porque la gente trabaja y no les dan permiso para faltar”.

“Además siempre se recomienda vigilar signos de alarma como fiebre persistente y mayor a 40 grados, dificultad respiratoria, tiraje intercostal en niños… Esto es básicamente lo que se recomienda para ese 80 % de personas contagiadas,s especialmente para los que desarrollan sintomatología”, concluye.

El Ministerio de Sanidad español recordó a RTVE en la verificación de las recomendaciones de Barrientos que ante la presencia de síntomas COVID-19, se debe consultar a un profesional.

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